El Palacio de los Águila acogerá del 15 de julio al 31 de agosto una exposición de esculturas y pinturas sobre toros y caballos

|

Escultura de Venancio Blanco expuesta recientemente en el Palacio de los Águila.


CIUDAD RODRIGO / CARLOS GARCÍA

El Palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo, que gestiona la Fundación Duques de Soria y el Ministerio de Cultura, acogerá una importante exposición de obras de tauromaquia del 15 de julio al 31 de agosto de 2016, para conmemorar el sexagésimo aniversario de la fundación del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo, el certamen de noveles del toreo más antiguo del mundo.

La muestra se exhibirá en las dos salas nobles del piso primero del Palacio de los Águila, con obras de arte cedidas por la Fundación Venancio Blanco, donde se podrán contemplar esculturas y pinturas de Antonio Carnicero y Venancio Blanco, que comparten la condición de artistas salmantinos.

De manera especial, por su condición de salmantino, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, muy vinculado a la comarca mirobrigense, ha querido que la entidad que preside corra con el grueso de los gastos de la muestra, entre los que figura la edición de un catálogo de la exposición.

La muestra ha sido ideada por el que será uno de los comisarios, José Ramón Cid Cebrián (miembro del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo), y contará con el apoyo logístico del Ministerio de Cultura, que cede el uso de las salas, los gastos de mantenimiento durante todo el tiempo que se exhiba y el personal de vigilancia. Por su parte, la Fundación Duques de Soria también ha puesto a disposición de la muestra su personal para la gestión y organización e, incluso, aportará un guía que explicará el contenido de la exposición a los visitantes.  El Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo también se ha implicado con parte de los gastos, ya que aportará una cantidad económica para financiar parte de un segundo guía explicativo de la exposición.

El apoyo de Iberdrola a la realización de esta muestra forma parte del compromiso de la compañía con la difusión del arte y la cultura de los territorios en los que está presente.

ANTONIO CARNICERO

Antonio Carnicero nos ofrece la primera tauromaquia gráfica de la historia, que va a ser copiada, imitada y desarrollada por diferentes artistas posteriores. Hasta entonces se habían realizado algunas representaciones sueltas de suertes o escenas de tauromaquia, principalmente por dibujantes extranjeros. Con la «Colección de las principales suertes de una corrida de toros» (1790-1795), Carnicero describe la lidia completa. Las láminas de cada escena son correlativas y ofrecen una sensación de movimiento en el transcurrir de la corrida, tal y como si estuviéramos ante los fotogramas de una película de cine mudo.

“Las láminas de la serie taurina de Carnicero, en las que por primera vez aparecen completos y ordenados los distintos momentos de la lidia, están concebidas con una finalidad informativa y didáctica, destinada principalmente al público extranjero. En esa labor de divulgación existe, además, una voluntad explícita por parte del artista de vincular la función de toros con “el verdadero carácter español”. Los especialistas no dudan de la influencia que la obra de Carnicero ejerció en Goya para componer su Tauromaquia un cuarto de siglo después, quien, a su vez, sería fuente de inspiración para la presencia constante de los toros en la obra de Picasso”, señala Ignacio Galán, presidente de Iberdrola.

VENANCIO BLANCO

Venancio Blanco nació y se crio en la dehesa junto al toro bravo. Con el tiempo, Venancio se dedicó a hacer otras tareas toreras sirviéndose de un lápiz, un pincel, una espátula o un puñado de arcilla al que daría forma antes de llevar a la fundición ese magistral arte de la tauromaquia que tanto identifica su obra.


Estudioso del acercamiento de ambos genios a la belleza del toro y la plasticidad del toreo, subraya Galan que “las esculturas en bronce de Venancio Blanco nos ofrecen su visión inseparable de su propia biografía, de su niñez y juventud en el campo charro y su contacto cotidiano con el toro bravo y con el caballo vaquero. Si en Carnicero son protagonistas el costumbrismo y la minuciosidad del dibujo, la materia prima de la inspiración de Venancio es la bravura del ganado, el movimiento, el riesgo y la tensión de la figura mítica que componen toro y torero y que sabe plasmar de manera tan magistral. Como ha explicado el artista “en captar estos momentos, donde la gracia y el drama se acarician”, radica mi interés por la escultura.”