El voluntariado ambiental descubre los valores de la dehesa en Campanarios de Azaba

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ESPEJA / CARLOS GARCÍA

La Reserva Biológica de Campanarios de Azaba, un reducto de 522 hectáreas situadoen Espeja (Salamanca), se ha convertido en los últimos años en el hábitat perfecto de especies amenazadas no sólo en cuanto a flora o fauna, sino que también para todo tipo de artrópodos.

La Fundación Naturaleza y Hombre, entidad que gestiona esta espacio único en el mundo, ha desarrollado este domingo, 13 de marzo de 2016, una serie de actividades para fomentar el voluntariado medioambiental y difundir las buenas prácticas a la hora de conservar el bosque de dehesa, que sólo se puede contemplar en la península ibérica.

Los insectos, bioindicadores

Los técnicos medioambientales han insistido en que en muchos de los casos los mejores "bioindicadores" son los propios insectos y, más concretamente, los saproxílicos, que los aquellos que se alimentan de los restos de madera de los árboles.

Gracias a las buenas prácticas que se vienen desarrollando en Campanarios de Azaba, donde se desarrollan desde hace una década diferentes programas experimentales, se ha comprobado la existencia de mas de un centenar de este tipo de insectos ligados a la madera, algunos de ellos muy amenazados.

Tras diferentes estudios con técnicos de algunas universidades españolas, se ha podido comprobar la existencia en esta reserva biológica del término municipal de Espeja de dos especies seriamente amenazadas: el coleóptero denominado "Eupotosia Mirifica" y la mosca de nombre científico "Mallota Dusmetii".

La presencia de ambos, según la propia Fundación Naturaleza y Hombre, pone de relieve el buena estado de conservación de esta zona de dehesa, donde las prácticas conservacionistas se centran en la proliferación de especies salvajes que eviten la sobreexplotación doméstica.

Los hongos de la dehesa

El estudio de la presencia de hongos ligados al hábitat de la dehesa también se ha convertido en las últimas décadas en un elemento fundamental para determinar el "estado de salud" de una zona de dehesa.

Es el caso del fenómeno denominado como "La Seca", que ha acabado con miles de árboles en zonas, sobre todo, de Andalucía y Extremadura.

Este fenómeno aparece por la sobreexplotación de la dehesa que provoca la aparición de un hongo, "Phytophthora cinnamomi", que se cuela en las raíces de los árboles y los acaba secando de forma irreversible.

"El cambio climático que conlleva mayor sequía y la escasa regeneración arbórea están favoreciendo a la proliferación de este fenómeno", ha matizado Irene Martínez, técnico de la Fundación Naturaleza y Hombre que ha dirigido la jornada de voluntariado ambiental.

Los expertos medioambientales también han insistido en que hay preservar, sin embargo, la presencia de ciertos hongos en la dehesa, algunos de ellos amenazadas, como el hongo la "Torrendia" y la "Hericium Arenaceam".

Para mejorar los acuíferos que nutren los abrevaderos de las dehesas, los voluntarios han plantado hoy diversas especies de fresnos y sauces y, además, han repoblado las charcas con anfibios autóctonos.

Esta Fundación también desarrolla acciones para favorecer en esta zona de dehesa salmantina la "nidificación" de dos aves en peligro de extinción: la cigüeña negra y el buitre negro.