La periodista Rebeca Jerez "se sube al tablao" para pregonar el Carnaval del Toro

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CIUDAD RODRIGO / CARLOS GARCÍA

La periodista Rebeca Jerez ha pronunciado un emocionado y hondo pregón para la peña "carnavaldeltoro.es" en el Teatro Nuevo, donde ha mostrado su experiencia para vivir la fiesta grande, donde asegura que "lo especial del Carnaval es la gente".

Rebeca Jerez, una periodista que ha pasado por diferentes medios de comunicación locales, prensa, radio o televisión, se "ha subido" al "tablao" para anunciar el Carnaval del Toro.

También ha aprovechado su disertación para reivindicar el pueblo de Ciudad Rodrigo y para reivindicar la profesión de los periodistas, especialmente en los días de antruejo.

Rebeca Jerez ha logrado pronunciar un entretenido, original, emotivo y sentido pregón que ha calado entre el público.




PREGÓN COMPLETO


“Simplemente, piensa en tus cosas favoritas
Y entonces comenzarás a sentirte bien”

(“My favourite things” Julie Andrews.
“Sonrisas y lágrimas”)

Buenas tardes,

¿Por dónde empezar?

Sin lugar a dudas, por el principio.

(Se apagan las luces y se ven imágenes del Reloj Suelto con la voz de una niña pequeña y su tía de fondo)

  • Ya está el Carnaval a la vuelta de la esquina.
  • ¡Qué bien tía! ¡Iremos a la feria!
  • Por supuesto. Y a las capeas, y a los encierros… y durante todo ese tiempo sonará la campana.
  • La campana gorda.
  • Exacto. Mírala, allí.
  • ¿La del Ayuntamiento?
  • Claro. El reloj suelto.
  • No entiendo, es campana o es reloj
  • Las dos cosas.
  • Ah! ¿Y por qué suena?
  • Suena si el peligro está en las calles, cuando los toros andan sueltos. Hasta que no de el último don, no se ha acabado el encierro.
  • Ya!
  • Y cuando suena el primer don…¡uf nos gusta a todos mucho!
  • Hombre claro ¡ Ese es el campanazo! ¿A que sí?
  • Claro ¡El campanazo!
  • Me gusta el campanazo. ¿Y a ti?
  • A mi también, por supuesto, a mí también.

Así comienza la historia. Esta conversación de una mamá, una tía, un padre, un tío, un abuelo… la hemos tenido todos. Todos guardamos con cariño el momento en el que nos explicaron el porqué de la Campana, a todos nos ha pasado, a todos nos lo enseñaron desde niños.

Y eso nos une. Por eso estamos aquí. A lo mejor, alguno de vosotros, no recuerda el momento exacto en el que os lo contaron. Es posible, incluso, que algunos tengáis este sentimiento tan en vena, tan en el fondo del alma, que forme parte de vuestro código genético. Sois del grupo de “siento el Reloj Suelto en mi interior desde que tengo memoria, yo diría que nací con ello, que incluso oía la Campana Gorda desde antes de nacer, porque mi madre no se perdió el Carnaval, ni los encierros, ni las agujas, ni los tablaos, a pesar de estar embarazada” ¿A qué sí? A mis hijos estoy segura de que les ha pasado. Han heredado el sentimiento carnavalesco desde el origen.

Así que esto es lo que tenemos todos los que estamos aquí, los que mañana leerán este pregón, los que lo están viendo desde su casa a través de la red de redes, todos tenemos en común esto: que nos tiemblan las piernas y corazón cuando escuchamos el Reloj Suelto.

Es tan difícil de explicar con palabras, nos pasa a todos. Grandes y chicos. Os voy a pedir un favor. Venga no os sonriáis, ni disimuléis, que en este pregón los protagonistas somos todos. Y vosotros también vais a tener un papel importante. Necesito que cerréis los ojos por un momento. Sin trampas ¿eh?

SONIDO DEL RELOJ SUELTO

Y ahora, decidme, ¿qué sentís?

¿No habéis sentido un estremecimiento interior? Una especie de corriente eléctrica que os subía desde la punta de los pies hasta lo más alto de la coronilla. ¿No os habéis sentido de repente ligeros como la brisa? ¿No habéis comprobado como vuestra mente y vuestra imaginación volaban a través de la memoria, recorriendo montañas de misterio, nubes de recuerdos inolvidables y ríos de emoción? ¿No habéis dibujado en vuestro rostro una increíble sonrisa, sin saber por qué, sin tener ni por un segundo idea de cual es la motivación de esa sensación placentera que os invade? ¿Acaso no habéis tenido unas ganas inmensas de cantar fuerte “¡ya estamos todos aquí con muchísima ilusión! La alegría empieza ya al llegar el Carnaval. La campana gorda de la torre colocaron en la Catedral ….”

Todo eso y mucho más nos pasa cuando oímos el reloj suelto.

Recuerdo en mi época de estudiante, venir en coche desde Salamanca el viernes de Carnaval muy deprisa por ver si llegábamos al encierro de mansos, sólo por escuchar el primer campanazo, que era sinónimo de fiesta, de alegría, de despreocupación, de desconexión, de cinco días donde el mundo se para y todo se olvida, donde todo pasa, porque como afirma el dicho popular: “Por Carnaval, todo pasa”.

Algo así, debieron pensar, los chicos de Carnavaldeltoro.es cuando organizaron por vez primera “El Campanazo”. La primera vez que asistí, lo hice desde un tablao. Me encantó. Me pareció una sensación ¡tan sumamente maravillosa! Era algo así como una especie de puesta en escena global, una catarsis colectiva, donde todos sentíamos lo mismo, a la vez, y esto generaba una corriente de energía positiva… ¡brutal! Recuerdo que me fui a escribir con el ritmo del corazón acelerado, pensando que había presenciado el inicio de algo, verdaderamente … ¡grande!

Al año siguiente, cuando me llamaron para que animara al personal desde lo más alto, justo al lado de la Campana. No lo dudé. Y decidí que pondría todo mi corazón, toda mi alegría, toda mi emoción y todo mi sentimiento en contagiar esa energía a todos los que estaban allí presentes. Para mí, es todo un privilegio. Y doy las gracias a la gente de carnavaldeltoro.es porque pensaron en mí para esta tarea. Estoy encantada de colaborar, de aportar este pequeño granito de arena. Y pido un aplauso muy, muy grande para ellos.

Con ellos he pasado momentos de auténtico nervio. Organizar El Campanazo no es para nada fácil. Hay mucho que coordinar, son muchas las personas que colaboran para que todo salga bien. Desde los que están repartiendo los pañuelos, los que protegen a las charangas,… sí han oído bien proteger porque no sé si os acordáis que en los primeros años no tenían espacio reservado en la plaza y veían serias dificultades para pasar, (por cierto un ole muy grande para las charangas, sois el alma de la fiesta, y lo sabéis), hasta los que sueltan los globos, los cohetes, Jose –en lo últimos años acompañado por su hijo Daniel- tocando con la gaita y el tamboril la Campana Gorda-, los que toman imágenes de cada uno de los momentos, En total unas 50 personas entre miembros de la asociación, allegados y voluntarios.

Hasta los niños tienen ya el Campanazo en su ADN. Buena prueba de ello son los dibujos del concurso de pegatinas, no sé si les habéis echado un vistazo. Estaban expuestos estos días en la Casa Municipal de Cultura. Estuve viéndolos. Y muchos de ellos, tienen al Campanazo como protagonista. Los niños están empezando a crecer con este acto festivo que ya supone el inicio de los días grandes en Ciudad Rodrigo.

Y yo tengo mucha suerte porque el Campanazo lo veo desde una posición un tanto privilegiada, al ladito de la Campana. ¿Qué siento allí arriba? Lo primero ilusión. La perspectiva de ver cómo se va llenando la plaza desde allí arriba es impresionante e ilusionante. Todos nos ponemos de acuerdo y hacemos algo a la vez, parafraseando la canción de Mecano. Lo siguiente es nervios. Tengo un guión cronometrado (estos chicos piensan en todo) y no puedo saltármelo. A las seis en punto esto, a las seis y cuatro minutos esto otro, luego esta canción, luego… A veces surgen imprevistos y tengo que adaptarlo, así que lo siguiente que siento es Atención Plena, mis seis sentidos tienen que estar allí y sólo allí. A continuación, cuando empieza todo, mi primer sentimiento es de emoción. El “Ya estamos todos aquí” me sale del alma, y lo digo con toda la sinceridad del mundo. Y a continuación alegría, una alegría a raudales, bailo al ritmo de la gente, boto al ritmo de la gente, y canto igual que todo el mundo, comparto un sentimiento pleno y eso, eso amigos es … simplemente genial.

Hubo un año, seguro que muchos os acordáis, yo creo que fue el tercero del Campanazo, que nevaba a las cuatro y media de la tarde. Nevaba pero… ¡con ganas! Recuerdo que a esa hora, estábamos en el salón de la casa de Mari, la campanera (un beso grande Mari, que siempre nos acoges con muchísimo cariño) tomando un café caliente para entrar en calor, porque estábamos empapados y con muchísimo frio. A esa hora pensábamos “¡no va a venir nadie!” “¡ya verás como no aparece la gente!”. Para nuestra sorpresa, nos comunicaron desde el Árbol Gordo que había un montón de gente ya concentrada y poco a poco, la plaza se fue llenando, llenando… e increíblemente fue un Campanazo repleto. A pesar del frío, la nieve, la gente fue, la gente acudió, y eso sólo demuestra una cosa: “No estamos locos y sabemos lo que queremos”.

Y todo ello es por la capacidad de movilización que tienen las personas de Carnavaldeltoro.es Capacidad de movilizar y tesón. Imagino a José Luis, el hombre en la sombra, el que nunca aparece ni quiere aparecer, el que ideó toda esta historia hace ya más de diez años, al que vamos a dedicar un sonoro aplauso, en este momento.

Les decía que imagino a José Luis, en la soledad de su casa, cuando esto de las páginas Web era una especie de espejismo, empezando a montar la página Web carnavaldeltoro.es Esto ocurrió según me comentan el 25 de enero de 2006. Le imagino, años después, en el mes de enero de 2011 con sus allegados montando la asociación.

En mi imaginación, les veo hablando, y con la espontaneidad que les caracteriza decir:Oye y por qué no hacemos ¿un toro para el sábado por la mañana que el encierro empieza muy tarde?” “¿Y cómo le llamamos? Toro del antruejo. Antruejo ¿qué palabra? Muy académica ¿no? Y ya de paso ¿por qué no hacemos una rifa? La rifa del Toro del Antruejo..”

Y al poco tiempo, alguno de ellos seguro que dijo: “¿Por qué no hacemos un concurso de fotografía?”. Y otro: “¿por qué no organizamos un encierro para los peques? ¡Venga! ¿Y unas tertulias de temas de pre Carnaval y post Carnaval? ¡Venga!.

Sí, señores y señoras, ¡venga! Porque estos chicos son así, no se les pone nada por delante. Idea que tienen, idea que ponen en marcha. Y no es cosa de cinco días al año, que es todo el año. Que ellos andan de la ceca a la Meca, de arriba abajo, de un lado a otro, todo el año para ensalzar el Carnaval, para que todo salga bien, para contribuir altruistamente a que se viva la fiesta ¡a tope! Eah! Ya sabéis que a mi me gusta mucho que la gente participe en todo lo que hago, así que como os veo tan modositos y calladitos, vamos a animaros un poco que no me gusta que la gente se quede dormida mientras hablo. Voy a nombrarlos a todos. A cada nombre decís, algo así como: ¡Bien! ¿vale? ¿Ensayamos? ¿No? Creo que no hace falta ensayar, es fácil.

Por eso os voy a pedir un “bien” muy grande para:

José Luis Hernández
Rubén Ortega
Emilio Hernández
Juanjo Martín
Javi Antúnez
Alberto Hernández
Rodrigo Montero
Cristian González
Mario Crespo
Roberto Crespo
José Luis del Solo
David Sierra
Felipe González
Oscar González
Pedro Santos
Iván Ramajo

Y ahora sí un aplauso continuado.

Todos ellos forman parte de la asociación Carnavaldeltoro.es, ellos y sus damas, sus compañeras, sus esposas, sus hijos, hijas, familiares, amigos,… porque a la hora de la verdad todos colaboran con esta asociación que es una gran, gran familia. Mi más sincera enhorabuena para todos, de corazón, creo que hacéis una extraordinaria labor y todos os estamos agradecidos por vuestro trabajo y constancia. Habéis logrado ensalzar el aire popular de la fiesta carnavalesca, hecha por el pueblo, por la gente. Habéis alcanzado cotas increíbles con vuestra Web, referente de la fiesta grande de Ciudad Rodrigo, famosa en el mundo entero. Ánimo, a seguir imaginando, a seguir creando, vuestra labor es increíblemente maravillosa, un milagro en los tiempos que corren. Gracias, gracias, gracias.

Y dicho esto…. ¿Quién me presta una escalera? (chasco los dedos)

(Se oye de fondo sonido de una capea)

¿Hay sitio? ¿No? (como si hablara con otra persona) No. ¿Qué dice que no hay sitio? Pues vamos a intentarlo en el siguiente. ¿Hay sitio? Que está a tope”.

“A ver, a ver si arrimándome aquí veo. Que sí, que sí, que veo ¡ vaya bicho! ¡Qué miedo! “Mira el tablao de enfrente parece que hay sitio,vamos”.

“¿Hay sitio? Sí, que dice que sí. ¡Vamos! A ver, a ver. Me deja, sí hombre que ahí cabemos dos perfectamente. Me deja. (me siento)”

“ ¿Y por qué toro va? El segundo. Queda otro ¿no? Sí. Ahí mi madre que casi le pilla. A ver, a ver ese maletilla, que me han dicho que lo hace genial. Sí ese, el de lo gris,…, el de lo rojo no el de lo gris.”

Mira, si está mi hermano allí,en el tablao de enfrente, ¿lo ves? La tercera fila, empezando desde arriba, tú sigue el dedo, el dedo. Ves la chica de que tiene unas gafas gigantes verdes, si hombre al lado de la chica que va disfrazada de conejo. ¿Lo ves? Ahora está mirando para acá, Joseee, Joseee (das con la mano), ¡vaya no mira! ¡Ehh! Le voy a dar un toque con el móvil a ver si mira. José que estamos aquí en el tablao de enfrente, si justo debajo del balcón ¿nos ves? Eso. ¿Qué nada que luego nos vemos,en la comida, donde mama no? Vale donde mama.”

Que ya es el último toro. Pues vamos que yo quiero ver el desencierro en los pinos. A ver señora ¿me deja? Gracias. Pues sí que se estaba bien ahí eh? Si es que del tablao….del tablao al cielo.”

(Sube el sonido de capea)

Carnaval son mis tíos y es mi familia. Carnaval es ir a la azotea de san Pelayo, al balcón de mi tía Manoli, a esperar, a compartir, a esperar. Ahora río, ahora hablo, ahora tomo un cacho o un poquito de caldo. Porque “hija hace mucho frío y hay que calentarse”. Carnaval es gorra, es pañoleta, es gargantilla al cuello para que san Blas te proteja la garganta.

Carnaval es fiesta, es mi primera peña, La Once, primero en san Cristóbal, con fuente incluida, ¡qué susto primo! ¡qué susto! Es una antigua imprenta reconvertida en local carnavalero, mucha fiesta y muchas ganas de reír. Es manta en la mañana, en los tablaos, sin dormir, o casi sin dormir, ¡Qué no se acabe la fiesta! ¡Qué no se acabe!

Carnaval son los primeros pasos en esto de las presentaciones en público, los desfiles de Carrozas, donde incluso un año llegué a participar. Los locos titiriteros dicen que el teatro da vida a la piedras, preludio de una feria que vendrá, y a los diez años repetimos, por recordar. Por Carnaval, presentaba el baile de disfraces del sábado, vestida incluso de antigua periodista en una ocasión.

Luego vinieron los niños y como mamá viví el Carnaval de otro modo, de otra manera, enseñando, transmitiendo, disfrazando a mis pequeños, llevándoles a todos. Y ahora que van siendo mayores, mi perspectiva maternal cambia y se preocupa y se desvive y … ¡los hijos es lo que tienen! Así queramos o no, el Carnaval te va calando hasta los huesos, y forma parte de tu engranaje natural. Lo vivimos como algo auténtico, vivo, y cuasi mágico.

Estemos donde estemos, ya sea desde la muralla, en una de las 1500 agujas que se instalan, en los tablaos, en la galería del ayuntamiento si hay sitio, en el Registro, en las Ferias, en la avenida Agustín de Foxá, en los pinos, en la zona del Árbol Gordo (por siempre), en los toriles de arriba, en los toriles de abajo,… desde cualquier lugar, tengamos un buen sitio o no, aguantemos horas y horas esperando ver uno de los 27 toros que circularán por las calles, es lo mismo.

Siempre disfrutamos de ello, de la adrenalina corriendo por nuestras venas, de la sangre farinata que impulsa nuestro corazón y nos hace sentirnos ÚNICOS. El primer y el último lugar del mundo. CIUDAD RODRIGO.

¿Qué tiene de especial nuestro Carnaval? La gente, la gente es la materia prima del Carnaval.

En palabras del periodista Luis Carandell, utilizadas ya en una conferencia sobre Carnaval que ofrecí hace tiempo en el Centro de Formación de Profesores, en tiempos en los que la diversidad se utiliza a menudo como arma arrojadiza no estará de más recordar, conociendo las fiestas, que somos muy diferentes, pero que también somos muy iguales; que no hay que desarrollarse a costa de nadie; que las raíces son el primer paso para crecer, nunca para empequeñecernos. Y que una celebración no es mejor porque sea única, sino porque es nuestra.

El Carnaval forma parte de nuestra identidad.

Si eres de Ciudad Rodrigo, con el Carnaval se nace. Es genético. Lo llevamos dentro. ¿En qué lugar del mundo se juega a los toros como aquí? ¿Dónde? Para los niños es un momento esperado. Los pequeños aprenden a cantar la campana Gorda en la guardería y ya desde entonces son carnavaleros. ¿Qué se le va a hacer? Nos dan el carné al nacer.

El componente educacional y social también es muy importante en esto de tener el Carnaval como sello identificativo. Yo recuerdo haber visto toros desde bien pequeña subida a distintos lugares para que no hubiera peligro. Los padres carnavaleros llevan a sus peques a todas partes.

¿Cómo explicar ese elemento que nos identifica? Pues a través de su gente. Si os preguntara a cada uno de vosotros ¿qué sientes? ¿Cómo esperas el Carnaval? ¿Cómo lo vives? ¿Qué pasa por tu cabeza y corazón cuando escuchas la Campana Gorda? Seguramente las respuestas serían muy similares. Es nuestra identidad. Mucha gente no comprende por qué desde Navidad (este año mucho antes) sólo se piensa y labora pensando en el Carnaval, por qué tiene tanto presupuesto, por qué no hay polémicas ni movimientos por nada y sí por el Carnaval, por qué con la fiesta los alumnos se descentran y ya no hay manera de entonarlos hasta que no pasan esas fechas, por qué somos capaces de esperar de pie durante horas para ver pasar un toro.

El Carnaval es algo nuestro, forma parte de nuestro ser. Puede ser mejor o peor pero está ahí. Es nuestra identidad. Nosotros no formamos parte de la fiesta, somos la fiesta. Y no hay más. Por todo ello, reivindico lo farinato. Me siento plenamente carnavalera, me siento plenamente farinata, plenamente mirobrigense, soy de Ciudad Rodrigo. Y reivindico a Miróbriga, como un lugar ideal para crecer y vivir.

A veces, muchas, nuestro nivel de autocrítica y negatividad no tiene límites. Nuestra autoestima está baja. Solemos decir: esto no puede ser, así no salimos adelante. Y no nos damos cuenta de que si no nos creemos que podemos seguir adelante, será muy difícil que consigamos nuestros objetivos.

Nuestro nivel de confianza en las administraciones públicas es también bajo. Unos porque sí, otros porque no. Unos porque no se hace así, otros porque siempre se hizo de esta otra manera. Unos opinan esto, otros dicen lo contrario. Al final, la casa por barrer.

Nuestra percepción de la realidad es pésima. “Es que aquí no hay de nada”, “es que nadie colabora”, “es que …” Y no nos damos cuenta de que a nivel popular, a nivel de la gente de la calle, hay muchísima gente que se mueve. Y se hacen un montón de cosas, todos los días. El tejido asociativo en nuestra zona es increíble. Y lo digo en un acto organizado por una asociación cultural. Una asociación impulsó la Feria, una asociación impulsó el Festival de Música, el de Cine, la concentración motera anual, hay asociaciones de todo tipo de deportes que te puedas imaginar: fútbol (ese Ciudad Rodrigo en tercera división, ay que ganar el domingo como sea), fútbol sala, gimnasia rítmica, baloncesto, tenis, pádel, aeromodelismo, de arco, atletismo, hasta de patinaje (aúpa esos Farinatos Roleros). Por no hablar de las asociaciones culturales varias, las de padres y madres, las de vecinos, las de caballos, perros, pájaros, … con sus distintas actividades, la medieval Rodericus, las juveniles como los Scout Kennedy (más de treinta años en la brecha), de mujeres con el grupo Amanecer, de folclore con el Botón Charro… si hay de todo, y todo eso está formado por gente, que no busca el beneficio económico sino la capacidad de disfrutar, de movilizar, de reunir y de llevar el nombre de Ciudad Rodrigo con orgullo y pasión por donde quiera que van.

De modo que a mí cuando la gente me dice, si es que en Ciudad Rodrigo nadie se mueve. Me digo… ¡jo! pues no es lo que yo veo. Yo creo que aquí la gente se mueve y mucho. Y que aquí se puede encontrar prácticamente de todo y todo ello sin distancias, sin tener que utilizar el vehículo, dando unos cuántos pasos y encontrándose en medio de la naturaleza, disfrutando de vivir en un entorno privilegiado, increíblemente bello y cargado de historia.

Hace un tiempo, en el blog de Pandora Noviembre, escribí:

¡Somos farinatos! Y porque lo somos sabemos lo que es luchar, sobrevivir a la nada más absoluta, reinventarnos y superar dificultades. Somos un pueblo que ha superado difíciles momentos, obstáculos que parecían insuperables. Sabemos abrir brecha, romper murallas, abrir puertas,… De modo, que no me digas que estoy anquilosada o que no vivo en el siglo XXI, porque no estoy de acuerdo. Luchamos día a día por mejorar y superarnos.”

Y todo esto lo digo por creo en Ciudad Rodrigo y pienso que vivir en Ciudad Rodrigo, ser de aquí es algo mágico. Ciudad Rodrigo no queda a nadie indiferente. Ciudad Rodrigo es magia.

Y con la magia mirobrigense me transporto. Y escucho la música de “En er mundo”, un pasodoble que Victor Erice escogió para una de mis películas favoritas “El Sur”. “El sur” habla de la relación de un padre y una hija, entre otros muchos temas, de la necesidad de soñar, de buscar el porqué de las cosas a través de un péndulo invisible que guardamos en el bolsillo izquierdo de nuestro pantalón. Y buscando, buscando encontré un credo mirobrigense.

CIUDAD RODRIGO ES MAGIA.

(Poema con saxo. Tema “En er mundo”)

Creo en Ciudad Rodrigo como una ciudad de cuento.
Un lugar donde los amaneceres son únicos y especiales.
Donde la Pesquera roza el cielo y confunde su color,
Donde las aves, vuelan entre murallas y ofrecen un espectáculo sin igual
En primavera
Dibujando con su vuelo sueños y sonrisas
En el cielo
Creo en un Ciudad Rodrigo verde Florida, Alameda, Glorieta
Repleta de risas de niños
Y juveniles.
Creo en un Ciudad Rodrigo de campanas que despiertan el alma
Ya sea fiesta o funeral, marcando el ritmo de la vida
Del sur al oeste, de Extremadura a Portugal.
Creo en el Águeda,
En el rumor de sus aguas, música encantadora
Para mis oídos,
Para mi alma.
Creo en la solemnidad de Miróbriga, en la de antaño y ahora,
En su castillo imponente,
Pero sobre todo creo…
En su gente.
Creo en Ciudad Rodrigo,
Creo en ti que me escuchas,
Te creo, te pienso, te siento.
¡Silencio! ¡Escucha!
El sentimiento.

Quien me conoce sabe que en los pregones, siempre incluyo variadas reivindicaciones, creo que es un foro público que llegará a muchas personas y que puede servir para transmitir distintos sentires. Escuchar forma parte también de mi profesión. Sabéis que soy periodista, por oficio y por vocación. Decidí dedicarme a este oficio cuando tenía once años. Quería contar lo que veía, lo que sucedía para que todo el mundo se enterara. Pero sobre todo quería ser vehículo transmisor.

En este sentido entiendo mi oficio de una forma artesanal, somos artesanos de la palabra. Las palabras son para nosotros nuestra materia prima, el punto de partida para construir, que no destruir. Para transmitir, que no confundir. Para informar, que no desinformar. Entiendo el periodismo como un servicio a los demás. Tomé la decisión, estudié, me preparé y sigo preparándome.

Es un oficio muy serio. Estamos tratando con el tema informativo. En la era de Internet y de las redes sociales, decir esto puede resultar descabellado, doloroso o retrógrado, pero el ejercicio responsable de nuestra profesión, resulta más que nunca necesario.

Con la información, se forma e informa, se crea opinión. Se puede llegar a aniquilar o destruir a una persona con una falsedad, se puede ensalzar al más vil con una calumnia, se puede hacer, y a veces se hace.

Por ello, reivindico mi profesión y valoro a todos mis colegas periodistas. También en Carnaval. Porque es una época donde se trabaja, y mucho, donde apenas se descansa. Donde hay que actualizar la información al momento.
Se pasan muchas horas subiendo, bajando, buscando la fotografía precisa, estando alerta. En los toriles, durante el recorrido, en la enfermería,.. Sí, los periodistas pasamos mucho tiempo en la enfermería de la plaza y somos genialmente atendidos por el equipo del doctor Enrique Crespo, al que mando un saludo, de pregón a pregón, desde uno de los primeros al último de este Carnaval 2016.

Para mí, uno de los momentos más intensos vividos en enfermería, al margen de las horas de espera y en tensión durante las largas operaciones ocurridas en los últimos carnavales, digo que uno de los momentos más intensos y que he contado en otras ocasiones ocurrió un viernes de Carnaval, en el encierro de mansos, fíjate. Como en otras ocasiones, yo estaba esperando a que finalizara el encierro para que me dieran el parte de heridos. En aquel momento llegó una ambulancia. Alguien dijo: “Apartaros que traen a uno”. Así lo hicimos. ¡Cual no sería mi sorpresa cuando en aquella camilla vi el rostro de uno de mis hermanos, de mi hermano David! Naturalmente, como os podéis imaginar, estuve a punto de saltar la barrera de enfermeros, policía y un guardia civil me sujetó y me llevó a las entonces instalaciones de la Policía Local. Al momento, vinieron para informarme que no había sido más que un revolcón, y que mi hermano se encontraba bien. Había sido un susto. Tan sólo un susto.

Así que, aunque en ocasiones no lo parezca, los periodistas también somos personas, con sentimientos y pensamientos. En Carnaval, dormimos poco y trabajamos mucho, es nuestro oficio. Gracias a todos los periodistas de nuestra zona por llevarlo a cabo. Gracias.

Para terminar el capítulo de reivindicaciones y con la finalidad de que Ciudad Rodrigo sea el lugar ideal que todos queremos. Reivindico por parte de todos, que seamos capaces de escuchar. En un mundo, como en el que vivimos, acostumbrados a tener información por todas partes, no nos paramos a escuchar a los que tenemos más cerca. Y mira que es importante. Y sobre todo no nos detenemos a escuchar a nuestros mayores, de los que podemos aprender tanto. La tradición oral, nuestras costumbres, pueden perderse si no escuchamos.

Reivindico, además, una ciudad donde todos los niños y niñas sean tratados por igual y tengan las mismas oportunidades y derechos. Solicito además que la ya legendaria petición de mejoras en la atención sanitaria sea una realidad, y que se eliminen las listas de espera en atención primaria, que han llegado en los últimos tiempos a los cuatros días en el centro de salud de Ciudad Rodrigo. No a los recortes en Sanidad. No a los recortes en Educación. Sí al mundo rural. Sí al ruralismo. Y sobre todo jaque al destino escrito.

JAQUE AL DESTINO ESCRITO

Tal vez encontremos nuestro sitio en el lugar más insospechado.

Es posible que movamos ficha en el gran tablero de movimientos infinitos, sin prever cual será la siguiente jugada, lanzándonos al vacío sin miedo, siendo consciente de que el nacimiento de seres alados está por venir, y volaremos. Sí, lo haremos. Seremos capaces de sobrevolar peones y reinas, dar jaque al rey de lo escrito, del camino establecido. Subiremos a lo más alto, haremos relativo lo que antes era importante, tiraremos lo que nos pesa por la borda y, así, desnudos, sin mochila ni equipaje, cumpliremos nuestros sueños en un vuelo incierto a ojos de los demás, seguro desde nuestro punto de vista porque, en definitiva, seremos conscientes de que hacemos caso al impulso de nuestro corazón, sin traiciones intrínsecas, sin mentiras ocultas, seremos libres. ¡Volaremos! ¿Te apuntas?

Y os parecerá extraño pero sobre todo reivindico la belleza, que en un lugar como en el que vivimos se encuentra por todas partes y en todos los rincones. Cada amanecer en Ciudad Rodrigo resulta una estampa única y digna de describir, de fotografiar y compartir. Os lo digo porque yo lo hago muchas veces y la gente me pregunta: ¿y esta fotografía? ¿y esa descripción? ¿de dónde es? Y yo les contesto con orgullo que de Ciudad Rodrigo. Fijarse en los pequeños detalles, descubrir la belleza en ellos, en el cielo que nos rodea y acoge, en el cielo protector, fijarse en ello es… increíblemente maravilloso. Así que. Como ayer cantaba con mi compañera y amiga Lucía, “reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada, que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada,…, la belleza”.

Y dicho todo esto, dedico todas estas palabras a Esteban, Héctor y Mateo, y a toda mi familia, que es mucha y grande, ¡esos Jerez! ¡Esos Hernández! Como molan se merecen una ola. A todos mis amigos, en especial a los que hoy os habéis acercado. Y a la gente del del IES Fray Diego Tadeo que les he dicho que les iba a mencionar, por cierto mañana tenemos prevista una actividad en La Florida y La Glorieta que va a ser chulísima. Y al club Cazahitos, ánimo, ánimo, ánimo en el inicio de la nueva aventura de fútbol sala. Y a mi gente de English For Ever, siempre en mi corazón. A todos los oyentes de Radio Águeda. A la gente de Cáritas (mis compañeros que les llevo dada una paliza con este día infinita), a mis compis de la Fundación Ciudad Rodrigo, Contracorriente, de Civitas.

Y a la gente de Carnavaldeltoro.es por invitarme a participar, por acordarse de mí y darme la oportunidad de expresar mis sentimientos. Y a todos vosotros, porque os miro y casi os puedo nombrar a cada uno, sois mi gente, os conozco y os llevo en el alma, lo sabéis.

Agradezco también a los que me habéis ayudado con este pregón: Esteban restaurando la escalera, Sendín con el saxo, mi sobrina Claudia, Rubén, Iván, José

Y sólo me queda decir que la próxima vez que nos veamos yo estaré allí arribota y vosotros allí conmigo, cerca cerquita de mi corazón. Farinatos, farinatas ¿Queréis ver la campana? ¿Quéreis que empiece el Carnaval? Pues que empiece que empiece el Carnaval 2016.

Gracias y buenas noches.