Martiago y Nava de Francia terminaron el año Cantando el Chorizo y corriendo al Perrero

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El Perrero de Nava de Francia, asustando a un niño


Martiago - Nava de Francia / CARLOS GARCÍA

Las localidades salmantinas de Martiago y Nava de Francia mantienen en el día de San Silvestre dos tradiciones ancestrales, Cantar el Chorizo y El Perrero, ambas con varios siglos de historia y por las que jóvenes y mayores recorren las casas de todo el pueblo para despedir el año.

Cantar el Chorizo

En Martiago, llegada la noche, los quintos del pueblo se disponen a Cantar Chorizo, que son canciones propias de este municipio ubicado en la falda de la Sierra de Gata.

"Van cantando la canción por todas las casas del pueblo y allí les agasajan con todo tipo de presentes", explica Cristina Gil, concejal del Ayuntamiento de Martiago.

Las gentes de Martiago les obsequian con embutido, corderos, gallos, conejos, bebidas, dulces o, incluso, con dinero.

Los jóvenes que son quintos, tanto hombres como mujeres, van ataviados con la capa castellana y un sombrero negro y uno de ellos lleva un palo donde va colgando alguno de los víveres que recaudan.

"Por lo general, una vez que cantan el chorizo, dejan lo que le han dado en cada casa y a la mañana siguiente lo recogen", según Heliodoro Benito, también concejal de Martiago.

Cantar el Chorizo era una tradición de siglos atrás que se estilaba en todos los pueblos próximos a Martiago, tales como El Sahúgo o Agallas, "aunque sólo se conserva en Martiago, ya que los pueblos cada vez tienen menos gente y no hay jóvenes".

En el caso de Martiago, los quintos que han cantado hoy el chorizo han sido siete jóvenes, Pablo, Noelia, Alba, Belén, Néstor, Gorka y María, todos oriundos del pueblo, aunque no residentes.

Con lo recaudado, los quintos invitan a cenar el día de Año Nuevo a toda la gente de Martiago para mantener un encuentro de confraternidad.

El Perrero de Nava de Francia

Otra de las tradiciones ancestrales para despedir el año de una forma muy singular se celebra en Nava de Francia con El Perrero.

En este pueblo del Parque Natural de Las Batuecas, tres mozos se preparan para la ocasión, dos hacen las veces del alguacil y otro es El Perrero.

"El Perrero es una fiesta que intenta marcar la contraposición entre un año que acaba y otro que se va a iniciar", explica Marce Mateos, que, después de 25 años, ha vuelto a hacer de Perrero en su pueblo de Nava de Francia.

El Perrero va vestido con un traje de lino viejo, un collar de bugallas de roble y un crucifijo de madera.

Por su parte, los alguaciles "simbolizan el año nuevo" y portan dos varas cada uno con adornos florales.

Desde primera hora, los tres van recorriendo una a una todas las casas despertando a os vecinos con cantares propios del día.

Además, El Perrero porta una tralla, que antaño se usaba para domesticar a las bestias, con la que asusta a los mozos más jóvenes que, incluso, los corretea por las callejas.

Durante toda la jornada tampoco faltan los sones típicos de la gaita y el tamboril, propios de esta zona de Las Batuecas de Salamanca.

A última hora de la mañana, los vecinos acuden a misa para protagonizar un ofertorio y El Perrero es el último en desfilar por la iglesia, ya que ofrece todo lo que le han ido dando por las casas: embutido, dulces o dinero.