De herradero con Pedrés, leyenda viva de un torero, ganadero y noble empresario

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Pedrés, con sus tres hijos


Espeja / CARLOS GARCÍA (Reportaje)

Pedro Martínez González "Pedrés" es uno de los toreros que mayor impronta ha dejado en la historia de la tauromaquia y para suerte de la comarca de Ciudad Rodrigo, tras su retirada, decidió emprender sus negocios como empresario y como ganadero en el Campo de Argañán, en Espeja y Fuentes de Oñoro, con la finca de Los Labraos y las exitosas estaciones de servicio de La Pedresina, en la frontera, que tanto empleo han generado para deleite de las gentes de La Raya.

Con Pedrés, que el próximo 11 de febrero, tras el Miércoles de Ceniza, cumplirá 84 años de edad, hemos compartido mañana en su emblemático recinto de Los Labraos, con un herradero de 80 reses, arropado en todo momento por sus hijos Pedro (es el que más encima está de todo lo relacionado con el ganado bravo), Teresa (la hermana mayor) y Rocío, la más pequeña. 

Pero ahora, sus verdaderos caprichos, los que le vuelcan el corazón, son sus nietos María, Pedro, Silvia, Natalia, Andrés y Teresa; todos pendientes, muy aficionados, con ganas de seguir progresando en el mundo del toro y donde tampoco faltan sus yernos, Jesús y José; o dos de los grandes valedores del negocio de La Pedresina, sus sobrinos Josete y Pedro Eugenio. Y, por supuesto, su mujer, Teresa Jareño.

La ganadería de Pedrés, Los Labraos, de 1.200 hectáreas y situada en la cuna de los mejores encinares ibéricos, cuenta con un centenar de vacas de vientre y una historia de 30 años. Entonces decidió comprar una partida de vacas a Matías Bernardos, procedencia María Antonio Fonseca (Domecq) para ir conformando poco a poco su sello como criador de bravo, una labor lenta, siempre a largo plazo, que a día de hoy la compagina, como reconoce su hijo Pedro, con la cría de manso y cerdo ibérico para que la cuestión sea rentable y se pueda seguir manteniendo.

Los éxitos en los ruedos han ido llegando y en la temporada que ha concluido cortaron 11 orejas en dos corridas y una novillada, en Bayona, La Brede y Roquefort. "Estamos contentos, aunque nunca puedes sacar pecho ", asegura Pedro.

Para la próxima temporada, Pedrés ha seleccionado dos corridas y una novillada, en Bayona están interesados en que repita, tras la exitosa corrida de 2015, e, incluso, habría interés porque participara con su hierro en una corrida-concurso.

Así las cosas, el ambiente del Herradero  que respiran los abuelos Teresa y Pedrés entre sus hijos, nietos, sobrinos y amigos, no puede ser más taurino, donde todos se fijan y todos quieren aprenden al abrigo de un maestro que dejó para siempre la excelencia de "La Pedresina", ese pase cambiado que inventó en los ruedos, a mediados de siglo. Un torero de récord que llegó a firmar, tras una exitosa tarde de Sevilla en abril de 1963, 80 corridas de una sola tacada, después de asombrar con un toro de Urquijo a toda La Maestranza. Pero el torero que debutó en 1950 para despedirse en 1965, tras catorce cornadas y sonados triunfos en Madrid, también quiso dejar huella con la otra "Pedresina", la del empresario, la que dio, ha dado y seguirá dando empleo a tantas gentes de la comarca de Ciudad Rodrigo y, en especial, a los vecinos de La Raya del Campo de Argañán, en un área de servicio que es el referente de la frontera entre España y Portugal.

Y tras el tentadero, Pedrés arropa a su gente, en su plaza de tientas, con el buen embutido asado a la brasa de encina por Chuchi y Maturrana, para coger fuerzas y seguir con el herradero.