Juan Orellana diserta en el FICEE sobre cine y educación

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Ciudad Rodrigo / COMUNICACIÓN FICEE

El académico cineasta Juan Orellana ha sido el protagonista de la jornada del lunes en el marco del Festival Internacional de Cine Educativo y Espiritual con la conferencia que pronunció en el Palacio Maldonado. Ilustró su disertación con escenas de películas para introducir el tema de la Educación, que calificó como “tema urgentísimo” ya que mucho de lo que ocurre o no depende de que haya una educación completa o incompleta. Cualquier relación verdaderamente humana es educativa. En el proceso educativo hay que partir de una premisa: la realidad tiene un significado. Si no partimos de ello no se puede educar. Muchas veces dicen que educar es instruir y es más que eso, una implicación existencial con los alumnos, un compromiso por parte del educador. Las personas necesitamos respuestas para la vida. “El nihilismo es la antítesis d la educación.” 

La primera escena que se proyectó fue de “La Strada” de Fellini. Escena en la que dos jóvenes tienen una conversación y él, a quien llaman el Loco, le explica que todo tiene un sentido y significado. Todo tiene un porqué. Juan Orellana continuó diciendo que educar quiere decir introducir a la persona a la realidad, hablar del significado de las cosas, es hablar d la verdad. “El educando sólo puede dar pasos a la madurez si camina sobre certezas.” En este punto, utilizó la película “El caso Winslow” de David Mamet, del año 99, que se basa en la confianza que tiene un padre su hijo para iniciar una demanda contra la Armada Británica. Toda la acción verdaderamente humana tiene una dimensión educativa. Ya ni se habla de edades. Dos amigos que realmente lo son tienen una dimensión educativa, porque lo que se busca es el bien del otro. En este punto, se mostró una escena de "Matar a un ruiseñor", donde Gregory Peck, que es el padre, enseña a sus hijos tratando a una vieja vecina de una forma diferente a como lo hacen ellos. No solo educan los profesionales. El siguiente fragmento fue de la película “Educando a J”, donde se mostraba que una relación laboral también puede ser profundamente educativa y que la relación educativa siempre es de doble sentido. La educación es siempre una relación entre libertades, una aventura humana libre e irrepetible. Un juego de dos libertades. Aquí, el público presente pudo ver un fragmento de “El indomable Will Hunting”, donde el psiquiatra provoca la libertad del chico puedes dar o no el paso. Eres libre de hacerlo o no. Otra escena en este sentido es el final de “La ley del silencio” de Elia Kazan, donde el que el protagonista ponga en movimiento su libertad hace que los otros también le sigan. Educar implica la creación de un vínculo que dura siempre. En este punto se pudo ver una de las escenas finales de “Estación central de Brasil”. Orellana explicó que sin el vínculo con una tradición la educación. Desde la sensación de pertenencia a una tradición, aprendemos a ver el mundo. Una educación verdadera despierta los anhelos más hondos del corazón, ayuda a que emerjan las preguntas sobre la vida y el deseo de felicidad y de belleza. Aquí, se pudo ver una escena de “Cadena perpetua” donde se recupera la a grandeza de la Humanidad con la belleza de la música que los presos de una cárcel escuchan a través de los altavoces. El proceso educativo está llamado a despertar los grandes deseos que nos constituyen como ser humano. El conferenciante terminó diciendo que el cine nos ilustra, descubre, provoca, usado con inteligencia. Por sí mismo educa poco, sirve cuando te introducen y acompañan, si hay maestros será un instrumento educativo. Después tuvo lugar el coloquio donde se dijo que un educador puede realizar un trabajo educativo con cualquier película y la clave no está tanto en la producción cinematográfica en sí sino en saber utilizarla en clave educativa. “En cualquier película hay destellos de Humanidad para educar”. La verdadera educación sólo existe si se comparte la vida. La educación como experiencia que se comunica, no como instrucción únicamente. El broche final del acto fue una escena de la película “Profesor Holland”.