La Alberca, el Conjunto Histórico-Artístico más antiguo de España, entre luces, sombras y piedras

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La Alberca.CARLOS GARCÍA

La villa salmantina de La Alberca, uno de los rincones rurales más turísticos de España, celebra hoy su setenta y cinco aniversario desde que fuera declarado como el primer Conjunto Histórico Artístico de España en el año 1940.
En esta localidad, situada en pleno corazón del Parque Natural de Las Batuecas y en la falda de la Peña de Francia, sus vecinos han querido viajar en el tiempo 75 años atrás y han representado los oficios de antaño, ataviados con los trajes de sus descendientes.
La Alberca, como aseguran los historiadores que acuden casi a diario a esta tierra, fue una villa descubierta y divulgada en toda Europa por los pintores, sobre todo los de finales del siglo XIX, ya que en sus óleos quedó plasmada la vistosidad de este pueblo serrano, sus caños o el juego de luces y sombras que protagonizan sus callejuelas, bajo el seductor tintineo de sus albercas, que dan nombre a este pueblo de poco más de un millar de vecinos.
Uno de los mejores ejemplos lo puso Joaquín Sorolla, que pintó en 1905 una serie titulada "Las Provincias" donde, en el caso de Castilla y León, eligió el traje de vistas de las mujeres de La Alberca.

El traje de vistas es una de las cuatro vestimentas típicas de esta localidad, pesa sobre una veintena de kilos y llama la atención por los collares de plata que portan en el cuello junto con los típicos amuletos a los que se encomiendan las mujeres que van a contraer matrimonio: la "Trucha Articulada" (que simboliza fertilidad), el "Corazón de la Novia" o, incluso, un pezuña de gato montés.
Con motivo del setenta y cinco aniversario de su declaración como Conjunto Histórico-Artístico, las mujeres también han querido lucir otros trajes típicos como el de manteo (con falda negra y motivos de joyas charras), el traje de diagosto o dagalejo (el que llevan las mujeres casaderas) o el de veintoseno, que portan las mujeres que han enviudado.
Además, los hombres han aprovechado la ocasión para lucir el traje típico serrano, donde sobresale la capa y el sombrero de color negro.
Las gentes también han ambientado la Plaza Mayor con los juegos tradicionales de antaño, donde los turistas se han interesado por el conocido como "Chirumba", que "es como el béisbol, pero en La Alberca", asegura Maite Maíllo, una de las mujeres ataviadas de época.
Hasta mediados del siglo XX, los mozos que tenían comprometido el casamiento tenían la obligación de participar en las carreras de gallos, en las que, a lomos de las caballerías, los jinetes tenían que arrancar la cabeza a los gallos que había colgados.
En el día de hoy también lo han representado pero, en vez de con gallos, los jinetes han tenido que agarrarse a varias cintas de colores.
El patrimonio que posibilitó a La Alberca tal distinción se asienta sobre un castro prerromano y en él destacan la iglesia de La Asunción, del siglo XVIII, y la Gran Torre del siglo XVI, además de las cinco ermitas repartidas por toda la villa, construidas entre los siglos XII y XVIII.
Y, por supuesto, lo que más llama la atención del viajero son sus callejuelas y la perfecta conservación de sus viviendas, donde se pueden ver los pintorescos signos arquitectónicos de la Sierra de Francia.