Confirmado, La Genestosa de Casillas de Flores fue un asentamiento romano entre los siglos I y II

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Casillas de Flores. CARLOS GARCÍA

Los investigadores de la Universidad de Salamanca, tras la tercera campaña de excavaciones, han confirmado que en la zona de La Genestosa, donde existen la típicas tumbas antropomorfas de las poblaciones campesinas de los siglos V y VI, existió un asentamiento romano ligado a alguna villa entre los siglos I y II.

Los investigadores de la Universidad de Salamanca, Iñaki Martín Viso y Rubén Rubio, han dirigido las excavaciones que han posibilitados la  recuperación de numerosos fragmentos cerámicos, a la espera del examen de los materiales, que corroboran esa cronología, siendo uno de los escasos yacimientos romanos rurales conocidos en la comarca de Ciudad Rodrigo.

Además, el equipo de investigadores también ha podido documentar la existencia de una ocupación postromana (siglos V-VII d.C.) con al menos dos fases diferenciadas. La segunda de ellas correspondería a los siglos VI-VII, por fechas radiocarbónicas realizadas sobre materiales recuperados en campañas anteriores, por lo que la primera debería corresponder a una datación en torno a los siglos V-VI d.C. Entre los materiales de ese periodo hallados en la presente campaña hay fragmentos de piezas cerámicas y de pizarras numerales, así como una fíbula que todavía debe ser examinada. Las fíbulas son especies de hebillas o broches antiguos que se usaban para sujetar las prendas de vestir.

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Poblados campesinos entre los siglos V y VII

Lo más importante es que los arqueólogos han logrado soterrar las cabañas de piedra en las que vivían los grupos de campesinos y se ha confirmado que se distribuían en familias, que vivían en cabañas circulares.
Estas familias se organizaban en comunidades campesinas y los que tenían un cierto estatus, similar a los patriarcas de clanes familiares, eran enterrados, al parecer, sobre las tumbas que fabricaban sobre las rocas de granito.
Lo hacían así para que, a partir de esta tumba, el resto de las comunidades campesinas supieran que los pastos de esa zona sólo podían ser aprovechados por ellos.
Este tipo de tumbas de los grupos campesinos de los siglos V y VI se pueden ver en España, Portugal, Francia e Italia y, de manera especial, estos vestigios se pueden contemplar en los pueblos salmantinos de La Raya hispanolusa y en las localidades portuguesas de los distritos de Guarda y Viseu.
En la provincia de Salamanca, este tipo de tumbas abundan en pueblos como La Alameda de Gardón y Sobradillo, donde hay decenas repartidas por todo el término y que los ganaderos actuales las suelen utilizar como pilar para echar agua o comida al ganado.

Asentados en función del agua
Al contrario que otras comunidades, los asentamientos campesinos de esta época no se repartían en función de las iglesias, sino que se asentaban cerca de zonas donde hubiera agua.
En el caso de La Genestosa, donde han sido localizadas media docena de tumbas, las cabañas están situadas próximas al arroyo del Mazo.

Tejas romas, dolias, afiladores o molinos giratorios
En las cabañas han encontrado hasta el momento restos de tégula, que es el aprovechamiento de las tejas romanas, algunos vestigios de vasijas e incluso dolia, un tipo de alfarería que ya la usaban los romanas para el almacenamiento del cereal.
Entre los instrumentos, también han encontrado un molino giratorio de granito y varios afiladores de piedra. 

Cuarta campaña en “La Genestosa”, en 2016

En los próximos meses, se llevará a cabo el estudio de los materiales recuperados, lo que permitirá obtener datos más afinados. El objetivo es emprender una nueva campaña en 2016 que se centraría en otros espacios dentro de la dehesa de “La Genestosa” que presentan semejanzas con el área de El Cañaveral.

La iniciativa pretende aportar información sobre los procesos que se observan en toda la cuenca del Duero tras la conquista musulmana de Hispania en 711. Todo este trabajo se engloba en las actividades del proyecto de investigación denominado “Colapso y regeneración en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media: el caso del Noroeste peninsular”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.