Castilla y León está que arde

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Pues no amigos, no me refiero a la campaña o pre campaña electoral, me estoy refiriendo a los incendios. Varios brotes en poco espacio de tiempo hacen temer una primavera-verano de tierras quemadas.

Una realidad de cada día que gracias a los recortes y la política de la Junta nos está haciendo temer lo peor en los próximos meses.

Los bosques y montes castellanoleoneses están sucios, acumulan materia forestal sin limpiar porque no se ponen los medios ni se invierte en ello. Y ya se sabe que los incendios se apagan en invierno porque toda esa materia acaba siendo combustible para el verano.

La Comunidad de Castilla y León es la segunda de España por riesgos y vulnerabilidad ante los incendios y a pesar de ello, no solo no se cuida la limpieza y conservación, se disminuyen los medios y dotaciones de los bomberos forestales que se juegan la vida en precarias condiciones y escasa preparación.

La reducción paulatina de las partidas destinadas al sector forestal de este Gobierno regional y una contratación limitada a la campaña de los tres meses de estío hacen que los trabajadores apenas se puedan profesionalizar en ese corto espacio de tiempo y tengan que dedicar a otros empleos más estables su modo de vida. Para más agravante, durante el verano tienen que realizar tanto labores de prevención como de extinción lo que perjudica gravemente su condición física para afrontar un siniestro, mermada por los trabajos de limpieza.

Los trabajadores contratados algunos meses del invierno para tareas de prevención, trabajan de lunes a viernes, un incendio fuera de ese horario y al aviso del Ministerio y la empresa estatal Tragsa que los contrata tienen que acudir recibiendo como compensación salarial 3 euros por día, dure lo que dure el incendio.

Esta es la razón de que hace una semana, los trabajadores forestales de la BRIF del Puerto del Pico, pertenecientes al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente acudieran voluntariamente al fuego de Poyales del Hoyo (Ávila) negándose a movilizarse bajo las siglas de Tragsa y el Ministerio. Se prestaron voluntarios ante la gravedad del incendio y se negaron a ser insultados con los tres euros de salario.

La obsesión por la austeridad hace que el Gobierno regional no vea más allá que el mérito del ahorro y no del grave perjuicio que en el Medio Ambiente causan la ausencia de política medio ambiental y de medios.


Ana de Rojas