Paco Gómez y Pepe Crespo, dos "grandezas" del fútbol salmantino

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Hay ciertas cuestiones que, al margen de que ocurran durante la celebración de un evento deportivo, no tienen nombre. Me refiero a lo sucedido hace dos semanas en Béjar, donde el entrenador Pepe Crespo se amotinó ante un Ciudad Rodrigo que, a día de hoy, le gana en fuerza, arrojo, ilusión y corazón. Y también en fútbol.

El Béjar Industrial, no sé si aleccionado por el ilustre bejarano y presidente de los árbitros salmantinos, el señor Paco Gómez, ha caído en las garras de Crespo, que espero no cobre a razón de lo que larga en los medios de comunicación; no fue digno rival y, muchos menos, garante compañero de un entrenador colegiado, Aritz Marcos, que está siendo la envidia de cualquier club de la Regional Preferente. Espero que Pepe Crespo tampoco cobre a razón de la clasificación, ya que pasaría demasiado hambre con los números que lleva: les han metido 35 goles en 19 partidos y está rozando el descenso a provincial. Pena me da de este Béjar, un grande del fútbol salmantino, allá cuando militaba en la Tercera División dando lecciones, incluso, por toda la Comunidad Autónoma.

No se puede consentir que el presidente del Comité de Entrenadores no apoye de forma incondicional a cualquier víctima que, presuntamente, haya padecido la violencia del fútbol. Señor Crespo: a la fisio del Ciudad Rodrigo le alcanzaron con una moneda; a Marcial, por ser un jugador de color, no pararon de increparle con insultos racistas; a Aritz Marcos le propinaron un patadón en la cabeza (aún no se sabe quién, pero ahí está el parte médico por el que fue ingresado). Sin embargo, usted prefiere caer en el descrédito, con mofas de chupete, aseverando que habló con "el utillero". 

Y en la otra banda, el señor Paco Gómez, un Jurásico del fútbol salmantino, por todos bien conocido en uno y otro confín, que fue capaz de incumplir la norma más importante de un árbitro: Ser y Parecer. Y me explico: No "fue" porque fue capaz de permitir que en el derby entre el Béjar y el Ciudad Rodrigo el línea fuera su hijo; no digo que sea ilegal, por supuesto, pero mi moral me dice que no es muy conveniente. Y no "pareció" porque no puedes ser de Béjar y en un partido que se dispute en este pueblo contra un rival importante, insisto, no puedes poner de lineer a tu propio hijo.

A mí, sinceramente, todo esto me chirría y me huele a chamusquina. 

Es como lo de Arda Turán, un gran jugador al que se le fue la pinza y que sólo lo libró el acta arbitral, ya que, si el colegiado lo hubiera interpretado como el resto de españoles, le hubieran caído una pila de partidos. Pues aquí igual. No pasó nada entre el Béjar y el Ciudad Rodrigo, vino a reflejar el acta arbitral. Lo respeto, pero todos sabemos lo que pasó.

Sólo tengo una duda: ¿Quién escribió el acta arbitral?