La matanza del cerdo, un oficio en peligro de extinción

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AGUSTÍN MARTÍN, VECINO DE CIUDAD RODRIGO (ARCHIVO)


En la provincia de Salamanca, las matanzas domiciliarias de los cerdos se reducen año año considerablemente, sobre todo por el envejecimiento poblacional. Aunque también existen otros factores, como el cambio de hábitos hacia una dieta más saludable, sin tantas grasas. Los requisitos también aminoran el número de matanzas, ya que, por ejemplo, las gentes ya no pueden llevar los jamones a que los curen en un secadero industrial, debido a que la normativa exigen que provengan de un matadero con el registro correspondiente. 

Según datos facilitados por la Junta de Castilla y León a ENCIUDADRODRIGO.COM, en la pasada campaña, es decir, desde octubre de 2013 hasta el mes de abril de 2014, se sacrificaron mediante las matanzas caseras un total de 4.451 cerdos.

Es descenso desde que comenzara el año 2000 ha sido muy significativo, ya que ha ce 15 años, en 1999, se contabilizaron en la provincia de Salamanca algo más de 20.000 cerdos sacrificados en las matanzas domiciliarias y ahora apenas llegan a los 4.500, con los que el descenso se aproxima al 80%.

Los datos son similares en el resto de Castilla y León: la provincia de León es el lugar de España con mayor número de matanzas caseras, con unas 6.500 la pasada campaña; le siguen Salamanaca, Zamora y Ávila.

La comarcas de Ciudad Rodrigo y Vitigudino  son las zonas de España con mayor número de matanzas domiciliarias.

Con el descenso  de este oficio, se pierde, además, de un hábito, una cultura muy arraigada en la zona que, incluso, tiene su propio argot: echar el gancho (momento en el que se coge el cerdo), picar el pan (para elaborar morcillas), mojar las tripas culeras (para los chorizos más grandes) o enfusar el ciego (es el chorizo que se fabrica con la tripa mas ancha del intestino del cerdo), son algunos de los cientos de vocablos y dichos populares que los más pequeños aprenden en los días de la matanza.