La cacarroya, la chupamiel o el chorizo, algunas de las plantas singulares de Las Batuecas

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UN VOLUNTARIO SEÑALA LAS 5 FLORES DE LINO DE LA HERÁLDICA DE SERRADILLA DEL ARROYO


Serradilla del Arroyo / 23-11-2014

Un grupo de voluntarios ambientales ha culminado hoy un trabajo de campo desarrollado por los pueblos salmantinos del Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia con el fin de recuperar las plantas más singulares del entorno y sus usos tradicionales.

Una de las más llamativas es la conocida entre los vecinos de la Sierra de Francia como "cirigüella", también denominada "cirigüeña", que antaño las gentes de estos pueblos la usaban para curar las heridas tanto de las personas como de los animales.

Incluso, cuentan algunos mayores, que servían para curar las verrugas, ya que tiene una sustancia amarillenta, parecida al yodo.

El trabajo de campo, dirigido por la entidad extremeña ARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) y con la participación de voluntarios llegados de Estados Unidos o Suecia, ha concluido este fin de semana con las entrevistas a personas mayores desarrolladas en los municipios de El Maíllo, El Cabaco y Serradilla del Arroyo.

Pablo de Bustos, coordinador de las actividades del Parque Natural de Batuecas, ha explicado a ENCIUDADRODRIGO.COM que en El Maíllo, por ejemplo, han sabido que las gentes usan las ramas de el saúco (en la Sierra de Francia se le conoce como sahugo) para ahuyentar a los topos en los huertos, ya que desprende un olor muy fuerte.

El misticismo también se entremezcla con las plantas, ya que en esta zona era habitual colocar en los desvanes, una vez bendecidos, los cantuesos o tomillos del Corpus Christi para que, así, no impactaran los rayos en las viviendas.

Incluso, el laurel, también bendecido tras el Domingo de Ramos, se colocaba en las fachadas de los hogares para evitar el mal de ojo.

"Algunos vecinos de Serradilla del Arroyo o El Maíllo nos han contado que antaño se usaban las ramas de acebo para pasarlas por encima de los animales y sanarlos", ha explicado Pablo de Bustos.

Otra muy peculiar es la "anjunia", que se usaba para curarle las heridas al ganado, o la conocida como "chorizo", que tiene propiedades cicatrizantes.

Para la inflamación del hígado el mejor remedio era el caldo obtenido de cocer las ortigas y también se obtenían fines curativos del popular "gordilobo", que se usaba en caso de diarrea.

En el trabajo de campo les ha llamado la atención la planta denominada "chupamiel", que la cogían los ganaderos de estos pueblos de la Sierra de Francia para dar de comer a los cerdos, ya que a los marranos les encanta debido a que sus hojas son muy tiernas.

El mejor remedio casero para las picaduras de los insectos se obtenía de la planta conocida como "llantén", que se aplicaba directamente sobre la zona afectada por la picadura.

La mejor forma de espantar las moscas que "abrasaban" en los calurosos veranos de la Sierra de Francia a las caballerías era mediante la agitación del planta llamada "Hortelana de Burro", que tenía efectos repelentes en las moscas.

Las plantas también han formado parte de los rituales religiosos y, así, la denominada como "gazapeo" servía para confeccionar un ramo que se entregaba a las mozas la víspera del día de San Pedro.

En esta zona del sur de Salamanca usaban la planta "rejileta" para que jugaran los niños y en Monsagro era tradición jugar al "Monja-Cura-Fraile" con las amapolas: si el capullo era blanco se identificaba con monja, si el niño abría un capullo rosa entonces era fraile y si era rojo, entonces era cura.

Las "cacarroyas" también entretenían a los niños, ya que sus padres les daban las granas de esta planta para que se la comieran, como si se tratara de pipas de girasol.

Tras los datos recopilados, la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León prevé editar una guía con todas las plantas y sus usos tradicionales.