Todos los vecinos de San Felices heredan el Castillo del pueblo, tras la muerte del cura Don Paco

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Todo el pueblo salmantino de San Felices de los Gallegos, uno de los Conjuntos Históricos de la provincia de Salamanca, ha heredado uno de los castillos de mayor relevancia de la frontera hispanolusa, tras la muerte de su párroco, Francisco de Dios, que falleció ayer.

Se trata de un castillo construido entre finales del siglo XIII y principios del XIV, cuando el sexto rey de Portugal, Dionisio I, conquistó la villa de San Felices de los Gallegos, por ser uno de los enclaves estratégicos de la frontera.

La torre del homenaje, que forma parte del recinto amurallado del pueblo, estaba muy devaluado en el primer cuarto del siglo XX, abandonado por la Casa de Alba, por lo que dos personas de la localidad, Filomeno Román y Agustín Vieira, lo compran en el año 1924 por un total de 33.000 reales.

Cuatro años más tarde, dos hermanos, Ángel e Ignacio de Dios (padre y tío del cura donante), deciden comprar el castillo, por lo que al fallecimiento de ambos lo hereda el párroco Francisco de Dios Manchado.

El castillo se ha convertido en los últimos quince años, gracias a varias inversiones realizadas por el área de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, en el Centro de Interpretación de la Ruta de las Fortificaciones de Frontera

Esta torre del homenaje, desde donde se divisa El Parque Natural Arribes del Duero, es un Bien de interés Cultural y, según ha explicado a este Diario Digital el alcalde de la villa, Jesús Gajate, seguirá siendo una zona habilitada como museo y con visitas guiadas.

Al ser donado a todo el pueblo, el Castillo pasa a ser propiedad del Ayuntamiento, que es el que velará por este monumento Nacional.

El párroco, un año y medio antes de morir, anunció al pueblo sus intenciones y lo donó al Ayuntamiento para que estuviera exento de impuestos de donaciones, ya que es castillo se ha revalorizado mucho en las últimas dos décadas.