DESDE LA OTRA ORILLA
Lo sencillo existe
Reconozco con humildad y un poquito de rabia que a menudo caigo en la tentación de querer dar bombo y platillo a las cosas sencillas de la vida, pero acompaño a todas las personas que apuestan por una vida desde lo cotidianamente simple.
Por eso me siento feliz y
agradecido a esta iglesia nuestra, que camina en este rincón pobre de la frontera con
Portugal, que este dos mil catorce ha querido mirarse a sí misma y mirar su
entorno con ojos creyentes.
Merece la pena hacer memoria
reciente de la Asamblea Diocesana. Ha sido todo un proceso de trabajo y
reflexión por parte de todas las personas cristianas y no cristinas que han
querido pararse en este duro ámbito de la fe.
Nadie puede decir que haya sido
algo hecho por los curas, de los curas y para los curas, y quienes andan a su
alrededor. Pues los hechos han demostrado que la asamblea se ha cuajado desde
el trabajo, la sencillez y la verdad: desde abajo hacia arriba y desde fuera hacia dentro. Pues cada pequeña comunidad de cristianos en
el ultimo de nuestros pueblos ha tenido la oportunidad de reflexionar, discutir
y proponer cuestiones que después resonaran en cada una de las tres ponencias
que durante el año se tuvieron en el obispado; en los meses de Diciembre, Enero
y Marzo. Y en mayor medida en la etapa final.
La Iglesia ha vuelto a vivir en
su eterna paradoja: las ponencias, que realmente eran amplios encuentros, en se
ha vivido íntegramente el ser cristiano; pues siempre ha habido oración,
escucha- dialogo, celebración y
compromiso; estaban diferenciadas por carismas: laicos, religiosas y
presbíteros. Esa inicial diferenciación ha ayudado a todos a una apuesta
decidida por la eliminación de barreras arquitectónicas, de distancias
humanas, dentro de nuestra Iglesia local.
Hemos entendido que no hay señores ni lacayos, sino que todos somos
hermanos en el Señor de nuestra fe.
Esa iglesia fraterna que hemos
descubierto y en la que queremos ahondar, buscando una mesa común de vida y de
fe; hace que la veamos como algo actual. Pues carece de todo sentido querer
vivir la fe en claves del pasado, con hábitos del pasado y con miradas del
pasado. Asi lo único que se consigue es vivir la fe como
un reducto cultural estéril para
afrontar con verdad la vida. Por eso nuestra asamblea ha tenido los modos del
presente, en las claves del presente. Para hacer futuro afrontando este duro
presente con realismo.
Y todo sin ningún realce, y por
ello con mucho trabajo y bien elegante, que no hay cosa mas elegante que lo
sencillo