Otro triunfo del Bolsín

Y en el medio, El Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo, artífice subliminal del libro, que ha sabido instruir al escritor francés para que hilara el Patrimonio Munidial de Siega Verde, la yegua-verraco (que ahora es toro) de Irueña o el monasterio de La Caridad, como perennes testigos de la cultura taurina de las gentes de Miróbriga.

Para que nos entendamos, André Viard ha descrito los valores taurinos de la Socampana y de paso nos ha regalado unos reportajes de las excelencias turísticas y patrimoniales del entorno, bajo los sabios consejos de algunos como José Ramón Cid Cebrián, que también sale exhibiendo su grandeza con la gaita y el tamboril.

Algo impagable que ha tenido como instigador a las gentes del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo.

Pero lo más importante es que en el libro se reflejan los valores de humildad de esa gente tan culta como enjuta y por eso destacan en esta edición los más grandes: El Eterno Maletilla, como así lo bautizó Alfonso Navalón, que también tiene un hueco para André Viard, por ser el más Grande de los críticos taurinos; Alfonso, el de La Caridad; Pedrés, el torero de La Pedresina, el ganadero de Los Labraos que tanto capotazo ha tendido para dar trabajo a las gentes de la zona; ganaderos como los Hermanos Sánchez Herrero, Aparicio, el de El Risco, Juan Mateos, José Cruz,... Y, por supuesto, el libro refleja a la perfección el espíritu de las ilusiones que despierta el decano de todos, el Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo, que, haya querido la casualidad, como ha recordado en la presentación Antonio Risueño, dio un gran empujón al torero de Ciudad Rodrigo, Juan del Álamo, que hoy corta su quinta oreja en Madrid y que también es protagonista en el libro que acaba de publicar André Viard.

Tal ha sido la promoción de esta tierra, que sólo le ha faltado recordar que en nuestras dehesas, junto al toro bravo, engordan los cerdos ibéricos a base de bellota y no con pienso como dice la "periodista" de La Sexta Gloria Serra.

En definitiva, gran mérito del Bolsín.