Presentan la novela "El Ruedo invisible", inspirada en Ciudad Rodrigo y en los toros

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El escritor coruñés Javier Ozores ha presentado la novela “El ruedo invisible” para el que el autor fue a buscar personajes a Francia y Ciudad Rodrigo, que es donde ubica la historia. Después los disfrazó en casa y los lanzó a un “ruedo” en el que habla de los problemas de inadaptación y de las luchas vocacionales. Lo hace a través del muchacho protagonista, que se despide del sur francés y hace las maletas con su familia a la localidad salmantina.
El libro se sitúa en medio de dos posguerras, la francesa que obliga a su padre a huir del país por colaborador, y la española, “donde existían dos bandos, pero no se hablaba de traidores”. En este sentido, coloca al lector en el año 1944 y lo lleva en el tiempo hasta 1958, cuando el joven tiene que partir de nuevo a Francia dejando su vocación de torero en el camino. Para ponerse en la piel del personaje, Ozores tocó la tierra vecina con las manos para toparse en Ciudad Rodrigo con los perfiles que buscaba y arropar así al pequeño que llega a España y descubre el campo.
Con la etiqueta de “desplazado”, el niño “se hace amigo de un chaval con muy buena posición social”, que tiene una pequeña ganadería. Es así como pisa la naturaleza, ve parir a las vacas en la corte y a los toros de lidia pacer en estado semisalvaje. De la mano de su compinche y el mayoral, el protagonista se enfrenta a un ejemplar en una placita y poco a poco alimenta su pasión hasta que a los 13 años torea las primeras vaquillas, explica Ozores.
Entonces su imagen cambia. Las niñas se empiezan a fijar en él y los compañeros lo miran de otra manera. Es la España de Manolete, donde María Móntez despertaba el deseo sexual de los adolescentes: “Era la reina del tecnicolor con esas películas con toque árabe en las que enseñaba la tripita”.
La admiración por la actriz es el único síntoma autobiográfico de la publicación, afirma el autor. Y es que cuando arranca la trama, Ozores acababa de nacer, pero se preocupó de documentarse en las hemerotecas: “La prensa me facilita mucho las cosas”. Así es que además de su afición al equipo de fútbol del Burdeos, el Real Madrid le despierta cosquillas al protagonista, en parte por su amigo, para recorrer las costumbres gastronómicas con la tortilla de patata en la pole position y la muerte de fondo. Cuenta Javier que en la historia se producen varios asesinatos, pero “no se sabe quién los ha cometido”.
En todo caso, el escritor trata el óbito de forma natural, al igual que en sus tres libros anteriores. No es algo dramático y le sirve para abordar la crueldad del ser humano cuando entre sus planes las personas se plantean acabar con la vida del que le molesta como si fueran moscas.
De vuelta a una Francia, la del norte, muy alejada del mundo taurino, el protagonista revierte su vocación y se hace veterinario. Con las vivencias metidas en el equipaje, Ozores vuelve a hablar de inadaptación a la inversa.
Fuente: El Ideal Gallego.