El altruismo de la función pública en los pueblos

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No se si esta bien que yo lo diga, pero es verdad que hoy en día dedicarse a la política es algo difícil. Todos las mañanas nos desayunamos casos de corrupción y críticas hacia quien desempeña la función publica, gente a la que se hace responsable de todos los males que sufrimos en la actualidad.

Pero nadie se acuerda de aquellos que, de forma totalmente desinteresada, dedican su tiempo al servicio de los demás a cambio de nada. Y es que en todos nuestros pueblos hay alcaldes y concejales que desempeñan una labor encomiable hacia sus conciudadanos.

A mí, personalmente, me admira el trabajo que los concejales de mi pueblo realizan diariamente, personas sin ningún tipo de remuneración, que no dudan en dejar lo que están haciendo para ponerse a trabajar por sus vecinos, dejando sus quehaceres diarios y cogiendo sus propios vehículos, pagando la gasolina de su bolsillo para hacer gestiones necesarias para su municipio.

Aquí ya no se habla de partidos políticos, porque, puestos a trabajar, a veces no nos acordamos del signo político por el que nos presentamos, si no por el beneficio común que podemos hacer.

Ser alcalde de un pueblo no es fácil, sobre todo a la hora de tomar decisiones que no siempre gustan a todos, pero los que desempeñamos esta función lo hacemos por algo, por nuestros vecinos y por el amor a nuestro pueblo.

PABLO RODRÍGUEZ VIDAL, alcalde de Gallegos de Argañán