Opino, que no sentencio

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Si es que son actores


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Desde luego es innegable el compromiso y la profesionalidad de un amplio espectro de los actores y actrices de nuestro país. Incluso durante la fiesta de la gran noche del cine español, muchos de ellos siguen interpretando el papel de sus vidas. Pero no se dan cuenta de que los espectadores hemos visto esta película muchas veces y ya nos la sabemos.

El papel de “hipócrita compulsivo” es muy deseado, por ello cada gala de los Premios Goya se convierte en un nuevo casting para que los grandes directores de cine no se olviden de ellos y vean que aún valen para esto de la farándula y el titiriteo. Los protagonistas se disfrazan de conciencia social y llevan muy bien aprendido su guión.

Obviaré los gritos a favor de un aumento de las subvenciones al cine español ya que cada año nos cuesta del orden de unos 146 millones de euros entre ayudas de Cultura, aportaciones de TVE, aportaciones de las autonomías y una línea especial de crédito ICO y me parece un argumento que se cae por su propio peso. Y todo ello para que un “film” como “Las brujas de Zugarramurdi” se lleve hasta ocho cabezones (aunque la película debe de ser una “genialidad” en sus últimos sesenta minutos, según cuenta el valiente que la vio hasta el final).

Los que nunca faltan a la cita son los miembros de la familia Bardem. Encabezados por su matriarca Pilar que, a sabiendas de que la inmortalidad de su protagonismo era una ilusión demasiado soberbia incluso para ella, aleccionó con todo rigor al más espabilado de sus descendientes, Javier. Ambos acudieron con su vestuario más reivindicativo(por cierto, valorado en varios miles de euros) a su mitin anual. Este año el atrezo del clan giraba en torno a mostrar su incondicional apoyo a los trabajadores afectados por el ERE de Coca Cola. Cómo le hubiese gustado a sus empleados de “La Bardemcilla” que ese apoyo fuera para ellos y no a empleados ajenos… Pero claro, es muy más fácil ver la paja en el ojo de otro…

En esta edición, se ha echado de menos a la actriz Maribel Verdú. No sabemos si su ausencia se debe a problemas de agenda o de “vergüenza torera”. Me gustaría pensar que es por lo segundo y creer que se ha dado cuenta de que esta parafernalia ya no va con ella y que ha primado la coherencia. El año pasado se retrató al dedicarle su premio “a todos aquellos que habían perdido sus casas” habiendo prestado anteriormente ella misma su imagen a una de las financieras que, según la PAH, introdujo las llamadas “cláusulas tóxicas”, y fomentando la contratación de hipotecas con  UCI (Unión de Créditos Inmobiliarios).

El empeño que ponen algunos de estos actores en su trabajo es sin ninguna duda el billete que les abriría las puertas a protagonizar la película para la que realmente han nacido: “Lobos con piel de cordero”.