Entre Robles

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Buscando a los abuelos

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        A toda la gente le gusta tener tiempo libre. Y, en ese tiempo que nos queda después del trabajo, nos gusta hacer muchas cosas: a alguna gente le gusta hacer deporte; a otra, andar por el campo, otros son más de aprender un idioma; muchos quieres aprender a tocar algún instrumento; a otra gente le gusta leer, ver la tele, ir al cine a ver alguna película,... Otros, sin más, no hacer nada, que para eso es el tiempo de descansar del trabajo.

         Entre los que pasan su tiempo en querer aprender y saber más de algo está la gente a la que le gusta lo que se llama Genealogía. ¿Y qué es eso de la Genealogía? En dos palabras, la Genealogía es eso de buscar parientes y antepasados. ¿Y por qué hace eso alguna gente? Unos por saber los nombres de sus antepasados. Otros, por ver de dónde viene su familia. Alguna gente, por ver si tienen algún antepasado noble. Otra gente, por ver hasta qué año hacia atrás puede llegar buscando... Y se puede hacer de muchas maneras. Por ejemplo, s pueden buscar los antepasados de una persona (padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos,...). También se pueden buscar os descendientes de una misma persona (hijos, nietos, bisnietos, tataranietos,...). La verdad es que, si te pones a ello, es muy entretenido y curioso.

         Alguien a lo mejor dirá: todo eso está muy bien pero, ¿cómo puedo empezar? La manera más sencilla de empezar es preguntarle a la familia. Por ejemplo, si tengo que empezar con mi árbol y buscar a mis abuelos, lo primero sería preguntarle a mis padres. La primera generación por encima de la nuestra son nuestros padres. Así, ya tenemos dos nombres, con sus cumpleaños, fecha de la boda, dónde nacieron,... Después, se le preguntan a los padres los nombres de los abuelos (sus padres), y lo mismo: fechas, lugares,... Y, si todavía tenemos la suerte de que estén vivos nuestros abuelos, hacer lo mismo: preguntarle a los abuelos por sus padres. Así tendríamos ya cuatro generaciones: nosotros, padres, abuelos y bisabuelos. Fácil, ¿verdad?

         Así es cómo se puede empezar. Después, para tener más seguras las fechas de nacimientos, bodas,... tenemos que ir a los Registros. Hay dos clases principales: el Registro Civil (desde el año 1871) y el Registro Eclesiástico (según cada pueblo). Lo bueno del Registro Civil es que en todos los documentos vienen muchos datos. Como ejemplo, en los nacimientos, además del año y el lugar vienen los nombres de padres y abuelos, y el pueblo donde nacieron. Así, para alguien como yo, nacido en los 70, sólo con el Registro Civil puedo tener los nombres y años de mis padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y los padres de los tatarabuelos. Cinco generaciones hacia atrás. Después ya tendríamos que ir al Registro Eclesiástico, aunque se hace de la misma manera.

         ¿Y qué podemos encontrar haciendo nuestro árbol? Muchas cosas curiosas. Y seguro que nadie (a no ser que sean hermanos) encuentra las mismas. Y s pueden aprender cosas alrededor de la historia de nuestra tierra y nuestros pueblos. Por ejemplo, algunas veces aparecen los nombres del alcalde en ese año, o se puede saber el nombre del cura que estaba entonces en un pueblo, o cuándo hacía una visita el obispo. Entre las cosas curiosas, está que los niños portugueses muchas veces se venían a bautizar a los pueblos de este lado de La Raya, quizás guardando todavía ese hermanamiento de la antigüedad. No debemos olvidar que los pueblos de las Tierras de Riba-Coa, lo que hoy día es el “Concelho” de Sabugal, estuvo antes dentro de nuestro Reino de León, hasta el año 1297. Y que esos mismos pueblos todavía estuvieron dentro de la Diócesis de Ciudad Rodrigo hasta el año 1404.

         Bueno, tampoco quiero descubrir muchos secretos. Eso tiene que hacerlo cada uno y, como dije antes, en cada árbol saldrán sus sorpresas y cosas curiosas. Si alguien se anima y se pone a ello, hay muchos lugares en internet que visitar y donde te pueden ayudar: páginas grupos de Genealogía (como el de Genealogía del Reino de León, para las provincias de Salamanca, Zamora y León),... Y quizá, como me pasó a mí, encuentras a algún pariente lejano que te puede ayudar a rellenar esos huecos que, seguramente, vas a tener cuando empieces a buscar.

         Si quieres hacer algo diferente y aprender algo más alrededor de tu familia y de ti mismo, anímate a buscar a tus abuelos. Aprenderás y te entretendrás.