Recaudan 3.000 euros para que los conventos de clausura de Las Claras (Ciudad Rodrigo) y El Zarzoso (El Cabaco) tengan agua caliente

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gasoleo
Las monjas de el Zarzoso con las personas solidarias
Dos pueblos de la diócesis de Ciudad Rodrigo, El Maíllo y Adehuela de Yeltes, a iniciativa de su párroco, Alfredo Ramajo, han recaudado en las últimas semanas 3.000 euros para que dos conventos de clausura puedan disponer de gasóleo y, así, tener agua caliente.
El objetivo que se pusieron los vecinos de ambos pueblos era el de conseguir el dinero suficiente con el que donar mil litros de gasóleo para el convento de clausura de Las Claras de Ciudad Rodrigo y otro tanto para el de El Zarzoso, ubicado en la Sierra de Francia, dentro del término municipal de El Cabaco.
La gente era reticente, al principio
"Al principio, la gente de los dos pueblos no lo entendía muy bien, ya que algunos me decían que a ellos también les costaba mucho comprar el gasóleo para la calefacción", ha explicado Alfredo Ramajo.
"Sin embargo, luego entendieron la situación complicada que viven en ambos conventos y los dos pueblos se han volcado en realizar actividades para recaudar el dinero", ha matizado el párroco.
Los dulces apenas dan para subsistir
En ambos conventos, habitados por siete monjas, la actividad única es la de la elaboración de dulces y es, por tanto, su único "modus vivendi".
Las siete monjas de El Zarzoso, todas de nacionalidad mejicana, tienen una amplia variedad de repostería, aunque destacan por las obleas y las perrunillas, dulces de gran tradición salmantina.
En este convento, la clausura es algo más liviana que en otros, por lo que aprovechan algún día de la semana para salir a algún pueblo y, de forma ambulante, vender dulces.
En el caso del Convento de Las Claras, donde la clausura es mucho más celosa, y sólo recaudan fondos de la personas que acuden hasta allí para comprar dulces.
En este convento, cuyas monjas son de España y Kenia, también elaboran las formas para ser consagradas, que son adquiridas por muchas parroquias de la diócesis.
"Aún así, la situación de ambos conventos es muy precaria", asegura Ramajo, ya que la crisis también ha aminorado sobremanera las ventas y las propias monjas se tienen que pagar su cuota de seguridad social.
De momento, los 2.000 litros de gasóleo los utilizarán únicamente para el agua caliente, ya que la calefacción es un lujo en el que, de momento, no piensan, salvo en muy contadas ocasiones en las que encienden algún radiador de la zona de la capilla. 
Además, el empresario mirobrigense Juanma Criado, aportó los 400 litros de gasóleo necesarios para que se llegaran a los 2.000 litros.