(versión lengua de El Rebollar)
“La Provª de Salamanca, en el Reyno de León, se halla a la parte de
Occidente de la Villa, y Corte de Madrid,[...]”.
Así comienza el “Libro del Bastón”
que, escrito en el año 1770, siendo rey de España Carlos III, hablaba sobre la
comarca de Ciudad Rodrigo, haciendo ver lo despoblada que estaba en aquellos
tiempos, para preparar una repoblación en las zonas más despobladas del país,
para volverlas a llenar de gente, del mismo modo que hicieron los Reyes de León
en los siglos XII y XIII.
Cuando se volvió a publicar el “Libro
del Bastón”, en el año 1929, el hombre que escribió el Prólogo del libro,
Constancio Bernaldo de Quirós, decía que no había cambiado nada en los más de
150 años que habían transcurrido desde la primera publicación del mismo.
Y llegamos a este principio del siglo
XXI. Más de 80 años despu´s de que Bernaldo de Quirós escribiese que no había
cambiado nada, ¿tenemos algo nuevo que contar? Pues parece que no. Nuestros
pueblos siguen medio vacíos y nuestra tierra parece abandonada a su suerte. No
tenemos más que darnos un paseo por la comarca de Ciudad Rodrigo y todos los
pueblos que hay en ella. La cantidad de despoblados de la comarca es par
asustar. Por mencionar algunos: Perosín (Peñaparda), El Villar de Flores (El
Payo), La Genestosa (Casillas de Flores), El Jaque de Riofrío (Villasrubias),
Fonseca (Carpio de Azaba), Atalayuela (Alberguería de Argañán), Fradamora
(Zamarra),... Ejemplos de lo que antiguamente fueron pueblos. Otro montón de
lugares tienen muy pocos vecinos: Sexmiro, Serranillo, Castillejo de Azaba,
Pedro Toro, Cespedosa,... Los demás, aunque con algo más de gente, ven como
cada vez hay más casas vacías y, paseando por sus calles, es fácil encontrar
casas caídas. En la misma Ciudad Rodrigo se pueden ver muchas casas cerradas en
la parte vieja, dentro de la muralla,...
¿Por qué ha pasado ésto? Lo primero,
por las guerras. La última guerra con Portugal (s. XVII) hizo que se
abandonasen pueblos como Perosín o el Villar de Flores, que nunca más volvieron
a ser pueblos. La Guerra de Sucesión (s. XVIII) obligó a vaciar unos 10 años
casi todos los pueblos de la comarca, desde el año 1704 hasta el 1714. La
Guerra Civil (1936-1939) hizo que en muchos pueblos muriese mucha gente. Si ser
causas “naturales”, se puede entender que en las guerras pierdan habitantes los
pueblos. Pero ¿y en tiempos de paz? Pues cosas como hacer leyes para beneficiar
a las ciudades o a los pueblos grandes, o no hacer nada. ¿Cuántas veces, cuando
llegan las elecciones, oímos decir a los grandes partidos que hay que hacer
algo por los pueblos? Todas las veces que hay elecciones. Y, después de las
elecciones, ¿qué han hecho? Si a la siguiente vez vuelven a prometer lo mismo,
es claro lo que se ha hecho...
El caso es que parece que desde el
año 1770 se sabe que en nuestra tierra tenemos ese problema, y se dice que se
va a hacer tal o cual cosa, pero dos siglos y medio después las buenas palabras
se las ha llevado el viento, y a Perosín, Villar de Flores, Fradamora,
Fonseca,... puede que dentro de poco le sigan otros muchos. Y lo que tanto le
costó a nuestros Reyes de León levantar, todos los que han venido detrás han
hecho poco por mantener.
Hay una canción e taberna en
Peñaparda que dice: “bebe compañero, bebe y dame a mi / por ver si matamos otro
jabalí...”. Bebamos, compañeros, para que nuestros pueblos no queden vacíos.
¡Salud!