La vida de los perros de caza y los perros más grandes del mundo

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Cristina Fernández Pérez y Zuriñe López Ibarra

Como en el caso de los criadores podemos encontrar dueños de todo tipo: aquellos que ven a su perro de caza como un ser vivo o aquellos que lo ven como un simple instrumento.

Los casos de dueños que tratan con respeto a sus perros son los más habituales. Es gratificante ver como muchos cazadores se desviven por sus animales. No solo les dan las atenciones mínimas para que lleven una vida digna, sino que les hacen sus compañeros de actividad y no sus instrumentos.


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Necesidades de los perros de caza

La alimentación

Actualmente se puede adquirir alimentos de alta gama, diseñados para satisfacer todas las necesidades, de acuerdo a la raza, la actividad que va a desarrollar y la edad. Sea cual sea el tipo de dieta, todas tienen una característica común: ha de ser rica en grasas.

La grasa es la mejor fuente de energía para el metabolismo de los perros, ya que la capacidad de utilización de los ácidos grasos en las vías metabólicas aeróbicas es más importante que el metabolismo anaeróbico del glucógeno (Case et al., 2001).

Por tanto, un aporte alto de grasa va a permitir una resistencia al ejercicio más prolongada del perro que si el aporte energético alimenticio se basara en una dieta rica en carbohidratos.

¿Y cuál sería el mejor momento, antes de la cacería o después? La mayoría de los cazadores consideran que se debe alimentar al perro de caza en la mañana antes de salir a cazar.

 

¿Cuándo hay que alimentar?

Esto parece sin embargo un gran error sobre todo si nos basamos en el conocimiento actual que se tiene sobre los perros de trineo: cuando son alimentados 24 horas antes de la carrera logran mayor resistencia que aquellos alimentados dos o tres horas antes. Esto se explica porque un perro con un colon vacío está mejor preparado para la carrera. El colon tiene menos probabilidades de irritarse por el ejercicio realizado entre otros motivos por la alta actividad inflamatoria que ocurre asociada al mismo.

Nuestra recomendación es pues no alimentar al perro en la mañana antes de la cacería, sino la tarde o noche anterior. Si durante la cacería el perro requiere alimento, es recomendable darle algo alto en grasas y no más de quince minutos antes de comenzar la cacería. Evitar los dulces y sobre todo chocolate que para él es tóxico.

En el caso de que estemos cazando durante varios días seguidos, habrá que alimentar al animal una hora después de haber terminado la cacería o al menos una vez que éste se haya recuperado completamente del ejercicio físico, ya que de lo contrario le podemos provocar vómitos o diarreas que mermarán su rendimiento al día siguiente.

El glucógeno

Además, hay que tener en cuenta que cada día que pase el animal irá agotando las reservas de glucógeno, y por tanto sus reservas energéticas. Por ello, además de regular su actividad, es interesante complementar la dieta grasa con un suplemento de carbohidratos, como puede ser el pan, en cantidades no excesivas, ya que pueden evitar el rápido vaciamiento del estómago.

Otra cuestión importante es la hidratación. Un perro de caza sediento, acalorado y cansado simplemente no encontrará ninguna presa, porque pierde el olfato, además de perder el interés en la búsqueda. El perro debe tener agua fresca a intervalos frecuentes, por lo que el cazador o cuidador se la deberá suministrar de forma regular. Ha de tener la precaución de evitar que el animal se empache antes de la cacería y sobre todo, después de la misma.

Si el animal está correctamente alimentado con el pienso apropiado, y se tienen en cuenta las demandas de su organismo, no será necesaria la complementación vitamínico-mineral; es más, su uso inapropiado puede desequilibrar la dieta. La leche es un alimento, que no reemplaza al agua, incluso en algunos perros causa diarreas, por lo que hay que eliminarla de la dieta. Los restos de comida tampoco proporcionan una dieta equilibrada.

Presentamos a continuación algunos síntomas que puede presentar un perro de caza y que indicarían que se halla bajo tensión o estrés:

1. Comportamiento inusual. Éste es uno de los primeros síntomas de estrés canino, señal de que algo anda mal. Se manifiesta con la incapacidad para seguir instrucciones y concentrarse en la formación, ausencia de respuesta a mimos, etc.

2. Ladridos o vocalización excesiva sin ninguna razón en particular.

3. Polifagia-polidipsia, incluso después de haber recibido su ración de alimento.

4 Jadeos excesivos, y que no van asociados al ejercicio intenso o la sed.

5. Temblores, por miedo o por sentirse amenazado.

6. Inquietud, si no está producida por calor, es una señal de preocupación.

7. Conducta destructiva, mordiendo y destrozando objetos como muestra de su descontento respecto a ciertas situaciones (persona u animal).

8. Apatía y pereza, que se manifiesta con la reticencia del animal para realizar cualquier actividad física. Se queda aislado y quieto en un rincón de la jaula o la casa; en casos extremos también puede negarse a comer o beber.

Otros síntomas se refieren a la presencia de una expresión facial triste (ojos vidriosos y ceño fruncido), postura abatida, dermatopatías, diarreas y pérdida de peso.

Los perros más grandes del mundo


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Kuvasz - La talla promedio oscila entre los 73 y 75 centímetros. A pesar de eso, su peso de casi 100 libras cuando son adultos 

 

 

 

 



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Bullmastiff. Son un tanto parecidos a la raza Mastin debido a que son producto de una mezcla de la misma. Pueden alcanzar las 95 libras y algunos machos pueden llegar a pesar hasta 130 libras.

 

 

 


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  Dogo alemán. Muchos lo identifican como Gran Danés también. Sin duda, nos encontramos con, quizá, el perro más alto de todos. Un macho adulto y en buen forma podría alcanzar un metro de altura estando en 4 patas. Suele promediar las 110 de peso.

 

 

 

 

 


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 Terranova. Tiene extremidades musculosas y grandes. Su espalda es bastante amplia que resalta sus adjetivos más notorios; fuerte, resistente y con mucha energía. Según los libros, la altura rebasa los 70 centímetros en los machos y cerca de 120 libras. Lo más curioso de esta raza son las membranas de las patas que lo convierten en un gran nadador y un gran caminador sobre la nieve.

 

 

 


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 El Tosa Japonés o Tosa Inu fue creado tras la cruza de perros grandes como Gran Danés, El pointer, Bulldog y Mastin. En el siglo XIX, en Japón se usaban como perros de combate para peleas de exhibición. Debido a su mezcla, este perro puede alcanzar los 75 centímetros y un peso de 200 libras.

 

 

 

 


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  Fila Brasileiro. Uno de los perros más leales del mundo, incluso cuando no hay alimento, él sigue allí con su amo. Es además un perro guardián, muy musculoso y resistente. Es un perro variado en color, pero generalmente la mayoría presenta colores pardos. Los machos pueden alcanzar los 70 centímetros y pesar más de 100 libras mientras que las hembras no rebasan las 75 libras.

 

 


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 Leonberg. Puede medir cerca de los 77 centímetros de altura y lograr un peso de 160 libras. Suele ser un perro muy tranquilo y extremadamente fiel. Su parecido al San Bernardo es un poco notorio, excepto por el color. Pero también son utilizados en operaciones de rescate.

 

 

 

 


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 Dogo de Burdeos puede alcanzar los 60 centímetros y llegar a pesar 120 libras. 

 

 

 

 

 


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 San Bernardo, además de ser uno de los más grandes y pesados. Cada vez que se menciona la raza, se nos viene a la mente un perro grande con un botiquín en forma de barril colgando de su cuello. Puede alcanzar un peso de 200 libras y medir los 90 centímetros.

 

 

 

 


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 Mastin Español. Experto para guiar por largas trayectorias a los grandes rebaños de ovejas y protegerlas de todo tipo de depredador. Los machos adultos pueden superar fácilmente las 210 libras y alcanzar 85 centímetros de altura