Voluntarios recuperan en la Sierra de Francia plantas tradicionales o medicinales como la Chupamiel, la Anjunia o la Cirigüella

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Varios grupos de voluntarios llegados de Monfragüe, en una actividad organizada por la Casa del Parque de Las Batuecas (Fundación del Patrimonio Natural), han trabajado durante los últimos días en pueblos como Monsagro, Nava de Francia o Sotoserrano, con el fin de recuperar plantas tradicionales que antaño se usaban como medicinales, como plantas aromáticas o para jugar con los niños.
Los voluntarios han trabajado con los vecinos de los pueblos, que les han hablado de estas plantas y que han quedado catalogadas para mantener la memoria y los usos tradicionales de estas plantas.
Es el caso de la Cirigüella, también llamada Cirigüeña, que antaño, las gentes de estos pueblos las usaban para curar las heridas tanto de las personas como de los animales. Incluso, cuentan algunos mayores, que servían para curar las verrugas. Esta planta tiene una sustancia amarillenta, parecida al yodo, que es la que se aplica y cura las heridas.
Los voluntarios también han conocido la planta denominada Anjunia, que en el pueblo de Nava de Francia se usaba para curarle las heridas al ganado. Esta planta se cocía y, posteriormente, el jugo obtenido, es el que se aplicaba en la herida del ganado.
Para la inflamación del hígado, dicen los mayores de Monsagro, el mejor remedio era el caldo obtenido de cocer las ortigas.

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Llama la atención, sobre todo por su nombre, la planta denominada Chupamiel, que la cogían los ganaderos de estos pueblos de la Sierra de Francia para dar de comer a los cerdos, ya que a los marranos les encanta porque sus hojas son muy tiernas.
El mejor remedio casero para las picaduras de los insectos se obtenía de la planta conocida vulgarmente como Llantén, que se aplicaba directamente sobre la zona afectada por la picadura.
La mejor forma de espantar las moscas que "abrasaban" en verano a las caballerías era mediante la planta denominada "Hortelana de Burro", que tenía efectos repelentes en las moscas.
Al igual que en muchas aldeas, las plantas forman parte del ritual de los pueblos: es el caso del tomillo de corpus, muy usado en los pueblos de la Sierra de Francia; o la planta que llaman los vecinos de Monsagro "Gazapeo", que servía para confeccionar un ramo que se entregaba a las mozas la víspera de San Pedro.
En la Sierra de Francia también ha quedado patente con este trabajo de campo que las plantas se usaban para entretener a los más pequeños.
En la Sierra de Francia  usaban la planta "Rejileta" para que jugaran los niños y en Monsagro era tradición jugar al "Monja-Cura-Fraile" con las amapolas: si el capullo era blanco se identificaba con monja, si el niño abría un capullo rosa entonces era fraile y si era rojo, entonces era cura.